Para que los ácaros puedan desarrollarse, se tienen que dar ciertas condiciones ambientales:
- Temperaturas por lo general por encima de los 20ºC.
- Entre el 70% y el 80% de humedad.
Además, los ácaros suelen encontrar su ambiente ideal en los textiles, ya que encuentran alimento en el cabello, los restos de piel... Por su parte, la incidencia directa de radiación solar suele reducir las posibilidades de su aparición, ya que seca la zona, disminuye la humedad... Por todo ello, podemos decir que el cuarto de baño es uno de los lugares propensos a la aparición de ácaros, ya que reúne todas estas condiciones:
- Suelen ser las estancias más húmedas de la casa.
- Tienen, por lo general, una temperatura óptima.
- Es común que no tengan ventanas o, en caso de tenerlas, que sean de reducido tamaño.
- Las toallas y las alfombrillas son lugares idóneos para los ácaros.
Con todo esto, ¿cómo podemos evitar y reducir su presencia?
La idea es evitar crear unas condiciones óptimas para el desarrollo de los ácaros, aunque es cierto que, por la distribución y las posibilidades del cuarto de baño, no siempre vamos a poner llevar a cabo las medidas más óptimas, como la entrada de luz natural o limitar la temperatura del ambiente. Por ello, vamos a centrarnos en realizar una buena ventilación del espacio cada mañana, y después del cada baño o la ducha. Por su parte, es recomendable que las toallas se sequen al aire libre y, en caso de ser posible, cuando haya sol. Además, debemos lavarlas en caliente, a unos 60ºC, una vez por semana.
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