Mantener una buena ventilación
El mayor enemigo de la madera es la humedad. Por eso es importante ventilar bien las estancias en las que tenemos nuestros muebles. Así evitaremos que haya condensación y esta penetre de tal manera que arruine el material. Si notas que en alguna pared hay humedades, procura atenderlo lo antes posible y retirar el mueble de allí.
Protegerlo del sol y el calor
La luz y el calor pueden resecar demasiado los muebles y hacer que se agrieten. Por eso, y a no ser que se trate de un mueble fabricado específicamente para el exterior, debes evitar que esté en zonas de calor excesivo, como radiadores o lugares en los que le dé el sol directo, como cristales transparentes sin cortinas.
Una capa de aceite de vez en cuando
Para que estén brillantes y protegidos los muebles de madera agradecen un poco de aceite de vez en cuando. Hay varios tipos de aceite, por lo que lo mejor es dejarte aconsejar por un experto.
Si echas un vistazo a la madera y tienes la sensación de que está seca, una capa de aceite le devolverá el aspecto natural que tanto embellece tu mueble.
Con estos sencillos consejos lograrás que tus muebles de madera estén bien cuidados y bonitos durante mucho más tiempo.