Compaginar exigentes horarios de trabajo con una alimentación equilibrada y saludable puede llegar a ser todo un reto. La clave, como en muchos de los temas que tratamos, es lograr organizarse. Nuestras mejores aliadas serán las listas de la compra, una tabla donde anotar los menús diarios y… el congelador.
Planificar el menú de la semana
El fin de semana puede ser un buen momento para planificar las principales comidas de los días laborables. En una tabla, podremos anotar los almuerzos y las cenas de los diferentes días. A la hora de decidir las comidas, deberemos tener en cuenta el tiempo de preparación que requieren, que sean variadas y equilibradas y que nos gusten.
Comprar los ingredientes
Cuando tengamos decidida la planificación semanal, podremos hacer fácilmente una lista de la compra con los distintos ingredientes que necesitaremos. En el caso de las frutas y verduras, incluir productos de temporada en el menú abaratará los costes y nos asegurará comidas más sabrosas.
La preparación
Las comidas que requieran un mayor tiempo de preparación puedes cocinarlas con anticipación. Aquellas que vayas a conservar durante más tiempo, puedes congelarlas por raciones en bolsas de plástico específicas o en táperes. De este modo, descongelarlo será cuestión de minutos en aquellos días en que dispongas menos tiempo para comer o cuando te lleves el almuerzo a la oficina. Cuando congeles alimentos, no es mala idea anotar la fecha con rotulador permanente.
No encontramos articulos relacionados.