En primer lugar, conviene preguntarse qué es una food truck, porque no necesariamente tiene que ser un furgón de cuatro ruedas. Lo habitual es que tenga dos, en el caso de un remolque, o incuso ninguna, cuando se trata de un kiosco. En este caso la caseta es transportada en camión y descargada mediante cáncamos.
Legislación, precios e higiene
El creciente interés de los empresarios por este modelo de negocio y la creación de empleo derivada, invita a pensar que las autoridades relajarán paulatinamente su limitación a eventos y recintos privados. En consecuencia, conviene entenderlas como un habitáculo, puesto que la normativa española prohíbe la itinerancia para la venta de comida no elaborada en la vía pública.
Algunas Comunidades Autónomas, como Andalucía o País Vasco, ya han dado pasos para liberar la encortesatada normativa que oprime a este sector en España. De momento, aún no se han producido cambio alguno en la legislación de Cantabria.
Dado que no podemos movernos de aquí para allá, en busca de la mejor localización, la posibilidad de adquirir un vehículo adaptado resulta una alternativa costosa, poco higiénica y carente de versatilidad.
Comprar una food truck, ya sea nueva o de segunda mano, implica una cuantía que dificulta considerablemente el retorno de la inversión efectuada. Adaptar una caravana o furgoneta de época dispara el precio e implica un reto higiénico. Piense por un momento en todo el óxido, polvo y suciedad acumulada durante años. No conviene perder de vista que estamos hablando de alimentación.
Customización de una food truck
Todo lo que funciona se copia al instante y en una feria es habitual que varios puestos oferten el mismo producto. La competencia es feroz y en estos eventos el cliente se deja influenciar por otros sentidos al margen del gusto.
Adaptarse a una furgoneta representa una seria limitación en la personalización. Al cliente le importa bien poco si las ruedas están homologadas o fabricadas en fibra de poliéster. Y no nos engañemos, buena parte del secreto del éxito radica en la estética y capacidad para brindar una experiencia diferente.
Desde el punto de vista logístico, las foodtrucks a remolque o de instalación fija, facilitan dejar volar la imaginación en la customización. Las tomas de corriente, el cableado, la distribución del mobiliario, electrodomésticos y expositores En definitiva, todo, está estructurado alrededor de las necesidades fundamentales: Preparar, exponer y servir un producto.
Rentabilidad
En caso de orientarse al sector alimentario, conviene planteárselo como un poderoso reclamo para su negocio de catering. No en vano, es obligatorio disponer de un local específico para cocinar (no está permitido hacerlo en la propia furgoneta), así como mantener la cadena de frio en los alimentos.
El low cost, entendido como un producto de calidad a precio competitivo, se impone en todos los aspectos del negocio. Una práctica extendida es el alquiler. Entre otras cosas porque, hasta el momento, pocos fabricantes de food truck comprenden la necesidad de ajustar el precio de venta. Conviene empatizar con un empresario que deberá ofrecer productos gourmet a un costo asequible.
El gran atractivo de las food truck radica en esa iconografía norteamericana que todos tenemos en mente, pero usted debe abstraerse del embelesamiento y hacer números. La legislación española impide su libre circulación, por tanto quien debe moverse es usted. Las ferias y festivales implican una gran fuente de ingresos, pero conviene complementarlas con el alquiler de este servicio.
Bodas, fiestas de cumpleaños, comidas de empresa que tienen lugar en el recinto de la compañía Cualquier evento que se le pueda ocurrir. Una buena analogía, dada la influencia estadounidense en este ámbito, son las caravanas que se dirigían al lejano Oeste en busca de oportunidades. Las food truck son territorio para emprendedores.
.
Fuente: este post proviene de Blog de Serisán, donde puedes consultar el contenido original.
¿Vulnera este post tus derechos? Pincha aquí.
Creado: