En esa misma línea va la entrada de hoy, pero en este caso nos vamos a centrar en cuestiones más generales para conseguir reducir unos grados la temperatura de nuestro hogar (también durante el día) y conseguir una sensación más fresca.
Una casa más fresca en verano: ¿cómo conseguirlo?
-Una planificación desde el principio. Para conseguir esa sensación de una casa más fresca en verano debemos poner atención en el espacio. Así que, especialmente en aquellas zonas donde hace mucho calor, elegir los colores y materiales adecuados puede ser la clave.
-Apuesta por tonos claros porque atraen menos luz. El blanco es la mejor opción, pero también tonos neutros pueden ser otras opciones. Cuanto más oscuro sea el color, más luz atraerá y por lo tanto, más calor. Otra idea es introducir pequeños toques de colores veraniegos o cítricos: amarillo, naranja,…
-Materiales y texturas: en la misma línea que los colores elegidos para las paredes. Claros, sobre todo los muebles y alfombras ayudarán a tener nuestra casa más fresca. Las cortinas y la ropa de cama deben ser ligeras. El algodón o el lino pueden ser buenas elecciones.
-Las plantas pueden contribuir notablemente a tener nuestra casa más fresca. Ellas renuevan y purifican el aire además de regular la temperatura de forma natural. Eso sí, no olvides que son seres vivos y necesitan unas atenciones especiales.
-Y por último recordamos algunos de los consejos que señalábamos en la entrada sobre dormir mejor en verano: no hay que olvidar tener las persianas bajadas durante todo el tiempo que esté el sol y ventilar por las noches. Especialmente las noches en las que el aire nos visita.
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Fuente: este post proviene de Disak Studio Decoración, donde puedes consultar el contenido original.
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