Un piso antiguo reformado, preparado para adquirir forma: paredes y carpintería en color blanco, suelo de tarima de madera, techos altos y dosis ingentes de luz a cualquier hora del día. Sin grandes pretensiones en cuanto a los metros (apenas 68 m2)… un recibidor demasiado pequeño para saturarlo con muebles, se accede a una estancia principal desde la que se organizan tres habitaciones, un baño y una cocina.
Su pasión por las piezas de diseño y el apoyo a diseñadores emprendedores, hace gala en todo el piso a través de piezas contadas, de líneas minimalistas e inspiración nórdica; otros muebles de diseño (las sillas son tesoros) y muchos complementos que personalizan la vivienda. Siempre con un concepto presente: que los muebles encajasen en este piso, pero se adaptasen a cualquier otro espacio en un futuro.