Si sientes que cada vez que llega la factura del gas es un susto asegurado, tranquilo, no eres el único. Sin embargo, la buena noticia es que no hace falta pasar frío ni vivir a oscuras para reducir el consumo. Con unos cuantos ajustes en casa, puedes mantener el calor, gastar menos y ser más eficiente sin apenas esfuerzo. A continuación, te contamos 5 consejos fáciles para que tu hogar ahorre energía sin que se resienta tu comodidad. ¡Vamos allá!
5 consejos para mejorar la eficiencia energética en tu hogar y reducir la factura de gas
1. Revisa tus tarifas de gas
Por último, no todo se trata del consumo; elegir bien tu tarifa también puede marcar una gran diferencia en lo que pagas cada mes. Así que, antes de nada, analiza cuánto gas consumes al año y compara las opciones disponibles entre mercado regulado y mercado libre.En el mercado regulado encontrarás precios estables fijados por el gobierno, apropiados si buscas seguridad y previsibilidad. Por otro lado, el mercado libre ofrece promociones y tarifas personalizadas que podrían ajustarse mejor a tus necesidades si estás dispuesto a investigar un poco más.
Y si no sabes por dónde empezar, sitios como tarifagasnatural.es pueden ser un buen punto de partida. También puedes consultar a expertos para que te orienten según tus hábitos de consumo. Al final, lo importante es encontrar la tarifa que realmente te haga ahorrar sin complicarte la vida.
2. Ajusta el uso de la calefacción
La calefacción se lleva una buena parte del consumo de gas en casa, y muchas veces la usamos sin darnos cuenta de lo que gastamos de más. Un buen truco para ahorrar es instalar un termostato programable, que te ayuda a mantener una temperatura estable sin desperdiciar energía.Lo ideal es mantener la casa entre 19 y 21 °C durante el día y bajarla a unos 16 °C por la noche o cuando no estés. Subir solo un grado extra puede disparar el consumo hasta un 7%, así que mejor no exagerar con el calor.
También es clave purgar los radiadores al menos una vez al año para que funcionen bien y no pierdan eficiencia. Y si tu caldera ya tiene sus años, quizá sea momento de cambiarla por una de condensación, que consume mucho menos gas.
3. Haz un uso inteligente del agua caliente
El agua caliente es otro gran consumidor de gas en los hogares, pero hay formas sencillas de optimizar su uso sin sacrificar la comodidad. Por ejemplo, regula la temperatura del calentador entre 50 y 60 °C; con eso es más que suficiente para ducharte a gusto sin desperdiciar energía.Del mismo modo, intenta tomar duchas más cortas y ajusta la temperatura del agua directamente desde el calentador en lugar de mezclar caliente y fría innecesariamente. Si tienes un termo eléctrico o a gas, apágalo cuando vayas a estar fuera por mucho tiempo para evitar consumos pasivos.
Otro consejo en este aspecto, instala cabezales de ducha eficientes que reduzcan el flujo de agua sin afectar la presión. Este pequeño cambio puede hacer una gran diferencia tanto en tu factura como en el medio ambiente.
4. Cocina con eficiencia
La cocina es otro lugar donde también se puede ahorrar mucho gas si adoptas algunos hábitos simples. Entre ellos está: mantener siempre limpios los quemadores para asegurar una distribución uniforme del calor, porque si están obstruidos con grasa o restos de comida, terminarás gastando más de la cuenta.Otro truquito es usar ollas y sartenes del tamaño adecuado para cada quemador y taparlas mientras cocinas. Así, aprovechas mejor el calor y la comida se hace más rápido sin gastar de más. Y si usas el horno, apágalo unos minutos antes de que termine la cocción para aprovechar el calor residual.
Por supuesto, si tienes electrodomésticos antiguos como hornos o cocinas a gas, considera reemplazarlos por modelos más eficientes energéticamente. Aunque pueden ser más caros inicialmente, te ayudarán a ahorrar a largo plazo.
5. Mejora el aislamiento de tu hogar
Si en invierno sientes que el calor se escapa y en verano tu casa parece un horno, el problema puede estar en el aislamiento. Para solucionarlo, empieza revisando muy bien las puertas y ventanas de tu casa. En muchos casos, unos simples burletes pueden marcar la diferencia. Y si puedes invertir en ventanas de doble acristalamiento, notarás el cambio significativo.Asimismo, si vives en una zona donde el frío es intenso, considera añadir aislamiento en techos y paredes. Si bien, puede parecer un gasto grande al principio, la realidad es que a la larga te ahorrarás un dineral en calefacción.
Otro truco fácil y efectivo es usar cortinas gruesas en los meses de invierno para bloquear el frío que se cuela por las ventanas. Ah, y no olvides cerrar las puertas de las habitaciones que no uses, así concentras el calor donde realmente lo necesitas.