Hace unos días quedé a comer con una amiga en Madrid. Siempre que bajo a la “urbe” aprovecho que mi madre tiene una plaza extra de parking para soltar mi coche, ¡cualquiera aparca por allí! Como está en una buena zona prefiero desplazarme andando o coger transporte público si lo necesito. Aquel día quedé cerca, en el Paseo de La Castellana a la altura del hotel Villamagna, bajé por la Calle Juan Bravo y ¡oh, sorpresa! me encuentro con la tienda Balakata, mi cara se quedó literalmente pegada al escaparate ¿Por qué aún me dará vergüenza entrar en las tiendas, presentarme como bloguera y sacar la cámara sin más? es algo que me tengo que plantear muy en serio. Ya conocía la firma, me gusta desde hace mucho tiempo, he cruzado un par de mails con las propietarias e incluso hice una pequeña reseña a modo de nota de prensa hace años (podéis leerla aquí), así que con más motivo, lo mío tiene delito.
Esta firma creada en 2011, es otro de esos bonitos proyectos que apuestan por la sostenibilidad, por lo hecho a mano, por lo auténtico, por la huida de las producciones masivas y la industrialización,… Macarena y Lola están detrás de ella. Desde que conocí Balakata me enamoré del concepto de empresa, de los tejidos, de la cerámica, sus accesorios y ahora también, de su colección para niños. Han conseguido que todos sus productos transmitan esa filosofía de naturalidad y frescura que tanto me gusta.
Me alegra saber que una de sus tiendas está al lado de casa de mi madre, la próxima vez que vaya por allí, entraré…
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