Las cocinas de muchas casas de hoy en día dejan de lado lo clásico y apuestan por líneas cada vez más sobrias que nada tienen que ver con el aburrimiento. Sin dejar en ningún momento de transmitirnos nuevas sensaciones visuales, el minimalismo impone su seriedad estética.
Esta tendencia presente se ha recuperado de concepciones italianas que arrancan de la década de los 80 y que se inspiran en la arquitectura y en las matemáticas, caminando de la mano de la 'novelle cocine' en el terreno de la gastronomía. Así, lejos de lo excesivo, los muebles se vuelven sencillos, pero muy atractivos.
Los colores, los materiales y los complementos son los que hacen a estas cocinas diferentes y cómodas para los usuarios. En las formas se tiende a lo cúbico y se opta por esconder los utensilios de cocina con grandes persianas. Todo listo para que el orden y el sosiego reinen en el momento de preparar suculentos platos.
La discreción llega en los cajones hasta su última expresión. Partes tradicionales del mobiliario, tales como los pomos y tiradores, se mimetizan con la madera y pasan completamente desapercibidos.Los muebles se cierran a la vista y, cuando no hay persianas que abrir, son las propias puertas de éstos las que alientan ese auge hacia la ocultación de elementos a la vista.
Los electrodomésticos son en ocasiones el único adorno externo de muchos muebles de cocina. Formando parte del mobiliario, resultan muy útiles, al tiempo que contribuyen a la armonía decorativa.
Para aquellos que prefieran el cristal un tanto más traslúcido, pueden optar por grandes puertas que, combinadas con madera u otros materiales, dejarán más pistas al descubierto.
Todo en orden y recogido. Es una de las máximas del diseño en las cocinas actuales. Para ello se usan persianas que dejan a buen recaudo todo aquello que usamos para cocinar.
Aumentando la superficie, crecen las posibilidades. Así, cuando la vitrocerámica sigue una distribución en isla, ubicándose en el centro de la cocina, se imponen las campanas extractoras que cuelgan del techo.
Dentro de las últimas apuestas, se ha tenido en cuenta la escasez de metros que padecen muchas viviendas. Se tiende al ahorro espacial, por eso es habitual unir en una pieza fregadero, cocina y armarios.
En ocasiones, el cristal es el complemento ideal. Las luces empotradas en las vitrinas iluminan por completo los muebles de la cocina. Con las vajillas en el interior, dan el contrapunto a los muebles cerrados.
Encastradas en los muebles, muchas vitrinas aparecen como un módulo accesorio más. Gracias a unos raíles especiales, te facilitarán el almacenamiento y uso de la vajilla y cristalería.
Los armarios acristalados presentan un contraste sin tapujos frente al tono del mueble con el que lo combinamos. Este tipo de oposiciones son innovadoras y provocan un impacto visual llamativo.
El acero y el negro destilan una fuerza arrolladora. Mezclar lo clásico del color con lo novedoso del material empleado en los electrodomésticos aporta al espacio una magnífica apariencia.
La continuidad en el mobiliario también es una constante en la cocina actual. La mesa forma parte del conjunto, de manera que es posible ampliar su uso al de una barra de servicio o encimera.
Las rectas combinadas con la carta del marrón oscuro y el beige son también habituales en las cocinas de estos días. Los tiradores cuadrados de los cajones extienden la linealidad de los muebles.
Para aquellos que sientan nostalgia por lo macizo, el estilo minimalista también encuentra solución. Esta cocina de madera oscura es ejemplo de ello: lo clásico y lo moderno aunado por el diseño.
Volviendo a los años 60, los colores vivos se hacen dueños de las cocinas actuales. El rojo y los tonos granates causan furor en los catálogos más recientes, enamorando al público.
Las repisas de obra y con luces interiores son una buena excusa para colocar cualquier adorno. Relacionados o no con la cocina, todos los objetos que nos gustan encajan a la perfección.
Los cuadros siguen presentes en estas cocinas tan jóvenes. Los motivos, al igual que sucede con el mobiliario, son concretos y con unas ideas muy claras: la sencillez y la originalidad.
Y para aquellos que echan de menos lo tradicional, existe la posibilidad de arriesgarse y acercarlo a lo urbano. Una composición insólita de estilos que nos recuerda que volver la mirada atrás siempre es posible.
Y si los muebles son importantes, los complementos no lo son menos. En acero se crean perchas, botes o colgadores que en cualquier rincón de la cocina adornan, pero también ayudan.