Ya llegamos a mitad de esta serie del mes de diciembre, así que gracias por seguir aquí. Este proyecto no sería posible sin la iniciativa de una mujer asombrosa. Naza, nuevamente te agradezco por esta gran oportunidad de trabajar contigo. Y a ti lectora, te cuento un poco más sobre esta chica increíble. Es apasionada, trabajadora y tiene muy buen gusto para la decoración. Así que si no has leído la primera reflexión de esta serie o no te has dado el tiempo de pasar por su blog te invito a que lo hagas ¡ya!
Diciembre se ha pasado sin darnos cuenta y eso significa que ha llegado el tiempo de meditar sobre lo que hemos hecho, lo que no y de las nuevas aventuras que buscaremos el nuevo año. En esta ocasión te traigo mi reflexión de este 2016. Nazaret de Misterios DECO ya nos compartió la suya y nos habló sobre el lado decorativo del minimalismo. Ahora me toca a mí ver el asunto desde la otra perspectiva.
Como bien te contó Nazaret, mi blog dio un giro hace unos meses y me dediqué enteramente a hablar sobre un estilo de vida más desprendido de las cosas materiales. Ahora, La Morada Simple habla sobre un estilo de vida minimalista, slow y sustentable. Una forma de ver la vida que se aleja de las tendencias consumistas y ajetreadas del mundo moderna.
Empezaré por decir que Nazaret y yo vemos de forma similar la decoración. La esencia es primordial y las apariencias vienen en segundo término. Aunque claro, que ella tiene un talento enorme para hacer de los espacios un sueño, así que para ella vienen fácil ambas cosas.
Pero para una chica promedio como yo, la decoración se vuelve en un loco intento por transformar una caja blanca de zapatos en un hogar. Es un reto constante porque nuestra personalidad se perciba en cada rincón. Y la verdad es que no es difícil, pero con tantas cosas que los medios nos convencen de comprar, se vuelve todo un desafío reflejar quiénes somos.
CÓMO VEO LA DECORACIÓN DE MANERA MINIMALISTA
No voy a mentir, cuando empecé la travesía por el mundo minimalista me resultaba difícil dejar de pensar en las cosas que quería comprar para la casa. Y cuando lo hacía me sentía codiciosa; no podía tenerlo todo. Pero lo cierto era que no entendía realmente de lo que se trataba el minimalismo.
No es una carrera por ver quién tiene menos cosas. Tampoco se trata de alcanzar un número de prendas ni es un desafío porque todo quepa en una maleta. Lo he dicho, y lo vuelvo a decir, el minimalismo se trata que nuestras posesiones –sin importar cuantas sean– no nos posean. Desligarnos de las ataduras materiales es lo que aligera nuestro espíritu; es lo que hace la vida más esencial y más sencilla. Aunque claro, que esto en ocasiones puede desencadenar que queramos menos cosas.
Y una vez que comprendí eso, empecé a ver la belleza en muchas cosas que antes hubiera despreciado. Muchos de los muebles que tengo en casa son rescatados o son muebles de mi familia que ya no tenían espacio en las casas más modernas. De hecho el mueble de donde escribo es una consola donde mi mamá solía poner sus antiguos discos de Cri-Crí. No lo querían sacar pero ya no cabía en casa de mis abuelos. Así que ahora yo lo tengo y trabajo en él con mucho gusto. El sofá de la sala también era de mi abuela.
Y sí, también hay muebles nuevos en casa pero son muy pocos. Conforme aprendí del minimalismo mi estilo decorativo se tornó más natural y relajado, no por eso descuidado o sin chiste. No estoy diciendo aquí que debes aceptar cualquier cosa, sino que busques en los lugares menos pensados las cosas que esperan por ti. Nuestra esencia no está hecha de puros sueños sino también de experiencias y recuerdos.
Lo importante es ser fiel a ti mismo, dejarte llevar y disfrutar del proceso.
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AHORA TE TOCA APLICARLO
Podemos encontrar los objetos decorativos donde menos se espera. Lo importante es ser fiel a uno mismo, dejarse llevar y disfrutar del proceso. La decoración es una aventura que nunca termina, así que no te agobies ni vivas por las cosas materiales.
Si no sabes por dónde empezar a decorar y quieres tener un hada madrina haz clic aquí, no te arrepentirás. Pero si tu estilo es más bien vintage o compasivo por los muebles que nadie quiere, ¡adelante!
Sólo recuerda: deja las ataduras atrás y verás como la esencia minimalista entrará por la puerta.
Si te gustó esta reflexión dime lo que piensas en la sección de comentarios.
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