Seguro que conocéis a pocas personas que no hayan ido a París, yo soy una de ellas y tiene delito porque mi cuñado vivió allí seis años, así que oportunidades e invitaciones no me faltaron. Obviamente está en mi wish list de viajes pero como mi marido sí que ha estado, creo que no lo tiene ni mucho menos como prioridad.
Esta que os traigo hoy, es una casa de 110 metros cuadrados en pleno centro de la ciudad. Un piso de aires señoriales con sus molduras, sus altos techos y grandes ventanales, al que junto a la elegancia que lleva intrínseca gracias a su arquitectura, se le ha sabido sacar el máximo partido a través de la decoración y no ha perdido un ápice de su esencia sofisticada y de su aire Mid-century. La reforma fue realizada por la interiorista Charlotte Féquet.
En el salón, en lugar de una estantería tradicional o mueble para el televisor, se optó por construir una estructura de barrotes de latón que sujetan estantes de mármol y en el centro, se colocó un armario de ratán que oculta el aparto de televisión. Las formas curvas, muy de tendencia en decoración, se repiten allá donde miremos. La lámpara de comedor en forma de pétalos, el espejo ovalado sobre el aparador, e incluso las puertas con perfilería dorada de inspiración art decó.
En la cocina continuamos con ese aire retro y bohemio que se respira en la casa, el blanco y el verde son los protagonistas, empezando por un suelo hidráulico que comienza a la entrada y que llega hasta un pequeño office muy particular, que incluye un banco en el que está integrada la propia mesa (no ocupa apenas espacio, ya que el banco va adosado a la pared y la mesa no lleva pata, además de ser redonda). Bajo el banco, también se han incorporado dos grandes gavetas para almacenamiento. Por último, los azulejos de estilo metro, también enfatizan el estilo retro del resto de la casa.
Llegamos al dormitorio donde muchos de los materiales se repiten, aunque aquí de manera más pausada, el blanco es el protagonista. Para combinarlo, los elementos en latón están presentes pero se combinan con madera (en el cabecero) y las puertas siguen teniendo el aire art decó que veíamos antes. Por tanto, hay una continuidad pero los tonos son más neutros.
En el baño volvemos a encontrar hidráulicos en el suelo y le acompañan muebles de diseño Mid-Centrury. Este en particular me recuerda bastante a los que hace Enola a medida.
Para el dormitorio infantil se metió algo más de color, también papel pintado, pero sigue la línea de lo bohemio y parisino, no rompe con el resto de la casa. Se eligieron como colores el rosa y el blanco y se combinaron con mobiliario de ratán, como la cama, a la que también se le puso un dosel, queda muy romántico. El otro lado de la habitación aún me gusta más, entre todos los armarios se dejó un espacio habilitado como escritorio y para darle profundidad, se le puso un papel pintado floral. Me encanta la idea porque, aunque ahora la habitación se vea algo infantil, quizás por la elección del color, basta con cambiar éste para que en el futuro tenga la misma funcionalidad y se pueda adaptar a una habitación de adolescente, además de ser lo suficientemente grande.
Esta habitación también tiene baño propio, cómo no, de estilo retro también, los suelos, el espejo, el mueble y los azulejos de metro, le delatan.
¿Qué os ha parecido este piso parisino? Yo es que tengo debilidad por este tipo de muebles y decoración, siempre que veo Mid-Century sé que probablemente me va a gustar.
Fotografía: Laura Jacques Para Mi Casa Revista