Empecé a estudiar ingeniería por presiones familiares y lo acabé dejando. De esa época conservo algunas técnicas que ayudan en mi trabajo. Como diseñadora de jardines, me he encontrado bastantes clientes que se tiraban hacia atrás cuando les entregabas el presupuesto de un embaldosado o similar, pero que curiosamente eran escépticos cuando les hablabas del hormigón impreso.
Creo que todos los amantes del bricolaje y manualidades saben lo que es, por ello no quiero hablar por algo que ya conocemos, si no que me gustaría hacerlo desde un punto de vista especializado en mi trabajo (diseño de jardines).
El jardín de nuestra casa (bueno, de los afortunados que puedan tener uno) es un reflejo de nuestra manera de vivir. Podemos tenerlo iluminado con una luz ténue y romántica o por el contrario con una luz intensa y fría, por ello, tanto el color como el diseño de nuestro jardín es tan importante...porque dice mucho de nosotros y nuestra forma de vivir la vida.
He escrito en un blog todas mis experiencias sobre el hormigon impreso y cómo las elecciones que hagamos van a condicionar la forma de decorar o diseñar nuestro jardín. Lo he hecho no con la intención de que los veteranos o los especialistas lo conozcan, si no por la reticencia de mucha gente a utilizar éste método de construcción.
Cuando tenemos un jardín, el pavimento, pasillo o sendero es la columna vertebral de todo el recinto, sería un poco pretencioso decir que es lo más importante, pero es que todo de una manera u otra va a girar en torno a él. Evidentemente si tenemos piscinas o algunas fuentes, éste protagonismo se verá apartado.