No es el tipo de casas que suelo poner en el blog, pero parece que encuentro reflejado mi estado de ánimo entre estas paredes de estilo tan “naif”. Y es que últimamente siento estar un poco en las nubes, me cuesta concentrarme con el bullicio exterior (supongo que entendéis a qué me refiero), llevo diez días enferma y eso no ayuda (no, no es Covid, pero la comedura de cabeza no te la quita nadie). En fin, que al ver esta vivienda, me trajo buenas vibraciones y aunque probablemente no la elegiría para vivir, hay muchos elementos de ella que me gustan. Me entra la risa sólo pensar en el heavy de mi marido viviendo entre paredes rositas y azul “bebé”, creo que para él sería motivo de divorcio ;-)
La casa está en Alemania y pertenece a la bloguera Daniela Schinke, del blog de decoración y lifestyle Wunderblumen. Encontró esta vivienda de 1880, que formaba parte de un monasterio que había sido parcialmente derruido durante la Segunda Guerra Mundial, en una zona privilegiada de la ciudad, Kassel, donde además de tener todos los servicios, también te encuentras al lado de la naturaleza, como un oasis dentro de la urbe.
La decoración no es estática, a la propietaria le gusta hacer cambios tanto en los colores de las paredes como en el mobiliario. Mezclar piezas antiguas con otras más modernas e incluso de diseño, para evitar que todo sea uniforme y dar personalidad al conjunto. Siempre intentando que haya armonía en los colores, para crear espacios acogedores. Cada tono, en cada una de las habitaciones, no está escogido al azar, sino pensado en la persona que lo va a habitar, como los dormitorios infantiles. El rosa, de la hija mayor y el azul grisáceo, de la menor de nueve años.
Como os decía no es una casa cien por cien para mí, pero sí me quedo con ideas. La primera el uso del color, quizás penséis: demasiado rosa, pero trasladad esto mismo a colores neutros ¿a que ya no cansaría tanto? Me quedo también con el estilismo de las estanterías abiertas, porque si vas a tener preciosas estanterías “String” por todas partes (entre otras), por lo menos que estén ordenadas. Me encantan los suelos en madera natural, con sus nudos y sus vetas y que los muebles, también tengan este tipo de tonos claros para no recargar. Me quedo con el comedor, sencillo y dinámico, con cada silla de “su padre y de su madre”. Y me quedo con los textiles y la forma de mezclarlos, unos lisos, otros con texturas, los distintos tonos,… hacen conjuntos perfectos.
Y vosotros ¿con qué ideas os quedáis? ¿O directamente os gusta tal cuál?
Imágenes: Daniela Schinke / Fuente: Design Sponge