Si has ido siguiendo el blog en los últimos meses sabrás de sobra que estoy de obras en casa y que el color que he elegido para pintar las paredes es el blanco. Es una de las cosas que más clara tenía incluso antes de comprar la casa. Aunque he de reconocer que en más de un momento he dudado de mi decisión (indecisa por naturaleza) por el, ¿y si no queda bien? Tampoco han ayudado los comentarios de los gremios y de algún familiar que me dice, pero ¿todo blanco? ¿ni blanco roto?Pero gracias a Pinterest con las preciosas casas que muestra y los comentarios de la gente pro-blanco, voy sintiéndome más segura sobre esta decisión. Dentro de un tiempo quién sabe si me dará la locura de pintar paredes con el roller que me regaló Moli o si decido poner algún papel, pero mientras tanto, blanco.
La gran ventaja que muestra tener unas paredes de color neutro es que combina con todo y puedes ir variando la decoración, gama de colores o incluso estilo simplemente cambiando la decoración, sin que te condicione ningún elemento. En la casa que estamos de alquiler, la habitación está pintada en color verde y crema, la entrada de rojo como la cocina y el salón un crema claro, y aunque me encante la casa, sé que si fuese mi casa terminaría cansándome de estos colores. Soy de las que van cambiando las cosas de sitio cada cierto tiempo, para dar un toque nuevo a los espacios. Por lo que en mi caso, la mejor opción es tener un lienzo en blanco y adaptarlo cuando queramos.
Si hace unos meses te traíamos la edición de la vida en mint, hoy te traemos un poco de todo para que tu vida sea total white.
Y ahora vamos a las compras...
1. Mantequera 2. Grapadora 3. Mortero 4. Servilletero 5. Bolso 6. Cabecero
¿Y tu? ¿Te quedas con el blanco?