Estoy en “modo pánico”, claramente es una mala idea dejar las cosas para el último momento. Me considero una persona previsora, a veces demasiado, pero cuando se trata de las “cosas del vestir” todo cambia. El sábado tengo una boda, ya ni me acordaba que aún tenemos amigos por casar… Obviamente la invitación no llegó antes de ayer, lo sé desde hace tiempo, pero son esas cosas que voy dejando y cuando me he querido dar cuenta, ya es tarde. Me he visto forzada a rescatar algo del armario que ni me acordaba que existía (al menos aún me cabe) pero tengo la sensación de que iré disfrazada :-(
Como mis armarios andan algo vacios de inspiración, me he ido a recorrer otros mucho más bonitos, probablemente el sueño de toda mujer. Cuando compré esta casa, una de las primeras cosas que hice fue llamar a un carpintero y vestir todos los armarios como pensé en aquel momento que serían funcionales para mí. Error! si en algún momento cambiáis de casa, daros un tiempo para saber cuáles son vuestras necesidades o derrocharéis el dinero como hice yo. En cualquier caso los míos son tan corrientes que no merece la pena hablar de ellos, lo que espero es que disfrutéis con los que os traigo hoy.
Si yo tuviera uno de éstos, no creo que fuera un problema encontrar algo apropiado para asistir a una boda ¿no creéis?
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