En un principio los colores se dividen en tres grupos: activos, pasivos y neutros. En los primeros encontramos al amarillo, al rojo y al naranja, que aportan positividad, confianza y extroversión, aunque cada uno con sus matices. Por ejemplo, el amarillo es ideal para aportar energía y vitalidad; el rojo calienta la habitación como ningún otro color; y el naranja fomenta la conversación y ¡aumenta el apetito! Estos colores son perfectos para oficinas o salas de estudio.
En el segundo grupo nos encontramos colores como los azules, verdes y morados, que dan sensación de paz y frescura. Aun así, el azul está más encaminado a relajar, el verde a proporcionar equilibrio y el violeta a crear confort rodeándolo de un halo de misterio.
Por último nos encontramos con los colores neutros, que son el blanco, el gris, el beige y el negro. Estos colores no se encargan de transmitir gran cosa, pero son perfectos ya que sirven como “conductores” de los demás colores, es decir, magnifica la acción de los demás tonos de la habitación.
Y vosotros, ¿de qué color tenéis pintadas vuestras paredes? ¿Os provocan alguna sensación?