El otro día hablando con una compañera sobre lo que íbamos o no hacer durante las vacaciones de Navidad, coincidíamos que para sorpresa de nuestros respectivas parejas, era todos los proyectos que queríamos hacer en casa: arreglar unos grifos, limpiar la cocina a fondo, arreglar el trastero, etc.
Eso me hizo pensar que aunque estas cosas nos gusten más o menos, o incluso lleguen en algún punto a relajarnos a más de una friki como yo, el cuerpo también agradece que tengamos consideración con él y por un día o dos, bajemos el ritmo al mínimo y descansemos.
Así que con el fin de obligarme un poco, decidí hacer una lista de las cosas que me gustaría hacer para desconectar:
– Leer. Con un trabajo a jornada completa, una familia numerosa, y ahora dos blogs, he abandonado casi por completo la lectura, porque aprovecho cualquier rato libre que me queda para escribir, fotografías, editar, buscar temas, preparar post, colaboraciones, etc. Así que por unos días, me gustaría poder sacar tiempo para terminar ese libro que me acompaña desde hace casi dos meses.
– Organizar las fotos que he hecho de la familia durante este año. Rescatar las buenas, preparar un álbum de modo tradicional.
– Mirar la chimenea. Nada más. Sentarme delante, observar el fuego, y dejar pasar el tiempo. Creo que es una de las cosas que más me relaja de este mundo.
– Experimentar con algunas mezclas de aceites esenciales. Siempre hago, por rutina lo mismo: lavanda o mandarina para dormir, lavanda y eucalipto o árbol del té si tenemos algún síntoma de resfriado o catarro. Y hay todo un mundo por delante. De hecho tengo uno en mente que me apetece mucho y que si sale bien, ten por seguro que lo compartiré.
– Hacer repostería. Creo que desde el bizcocho de Cristina, no he vuelto a encender el horno para hacer nada que no sean asados y pizzas. Mis hijos no paran de pedirme que haga magdalenas, pero además tengo que cumplir con mi tradición y hacer roscones de Reyes (único dulce que me gusta de la Navidad).
– Tomarme un chocolate calentito con nubes (os dejaré la receta en su momento en el Instagram de @lameriendaalas_5) mientras veo alguna película clásica
– Tocar el piano y practicar la partitura de Lalaland que desde hace meses espera en una carpeta a que me ponga con ella.
Las vacaciones de Navidad son, por antonomasia, las más estresantes del año y al final, volvemos casi con ansia a la rutina. Así que espero poder sacar cada día un rato para poder hacer al menos alguna de las cinco cosas de la lista.
Después de hacer la lista, me acordé del famoso Hygge que tan de moda estuvo el año pasado.
En su momento me pareció gracioso que un concepto que para mí me resulta cercano y familiar, se convirtiera en un tema de conversación. Ahora me doy cuenta de que al final no es mas que una forma más de rescatar algo que nos proporcione sosiego en un mundo donde todo parece ir a contrareloj. Por eso tiene éxito. Por eso yo quiero, necesito, unas navidades Hygge.
Como el propio libro de Meik Wiking, Hygge la Felicidad en las pequeñas cosas, dice, { es “el arte de crear intimidad”,”confort del alma” (…) “el placer de la presencia de cosas reconfortantes” (…) “una taza de cacao a la luz de las velas”}.
¿Y tú? ¿Quieres al menos un ratito así en tu Navidad? ¿Quieres saber algo más sobre lo que es Hygge?
Aprovecho para desearte una Feliz Navidad (el próximo post ya será el día 27 de Diciembre) bien rodeado de los tuyos, y claro que si, un poquito hygge.
Un beso,
Esther