Todos compartimos un deseo: transformar el lugar en el que vivimos en un espacio confortable y habitable en el que podamos rodearnos de cierto bienestar. Elegir los materiales y los colores que darán vida a los suelos y a las paredes del hogar no es una decisión fácil porque el mercado pone a nuestra disposición multitud de posibilidades ciertamente atractivas, tanto desde el punto de vista estético como técnico.
Los consumidores cada vez son más exigentes en cuanto a la decoración de sus hogares. La cerámica ha demostrado a lo largo de su dilatada evolución ser una opción de lo más acertada para que nuestro entorno nos trasmita las sensaciones que estamos buscando. La constante innovación que siempre ha caracterizado a esta industria ha permitido tener a nuestro alcance piezas inteligentes, modernas, universales e integradoras.
En busca del equilibrio
Son dos los términos que más se manejan en lo que a tendencias actuales se refiere: belleza y funcionalidad. En este sentido, cualquier aspecto decorativo, desde el suelo que pisamos hasta el mobiliario que preside cada estancia, tiene que estar en la línea de nuestros gustos pero también debe concedernos otros beneficios relativos, por ejemplo, a la facilidad del mantenimiento, a la sencillez de montaje, al ahorro de energía y de espacio, etc.
Hoy en día, la cerámica se ha dejado llevar por los planteamientos domóticos facilitando al cliente la introducción de herramientas inteligentes en el hogar. Alicer cita algunas de los progresos más recientes en este campo: baldosas luminiscentes, detectoras de presencia, captadoras de humedad, sistemas que funcionan gracias al sol, esmaltes que actúan contra las bacterias, etc.
Todos estos desarrollos surgen de los nuevos estilos de vida aceptados por la sociedad, del pensamiento particular de cada uno y, al mismo tiempo, de una coherencia común que nos empuja a emprender la búsqueda de ideas que ayuden, en definitiva, a vivir mejor y a disfrutar de lo que nos rodea. Según Alicer, las corrientes que se han desprendido a lo largo de la historia crean un catálogo envidiable: "eclecticismo y libertad son las claves a la hora de elegir".
Cuatro corrientes de influencia
Según la responsable de Tendencias Alicer, Mila Payá, contaríamos con cuatros grandes tendencias, generadoras de soluciones estéticas que ayudan a definir los nuevos productos dirigidos al interiorismo. En realidad, se trata de una reinterpretación de lo preexistente. Estas cuatro directrices son: la natural, la tecnológica, la clásica y la innovadora.
En primer lugar, el interés por lo natural sigue vivo, pero se llena de matices nuevos. El contacto con la naturaleza inspira un estilo rústico suavizado tanto en cromatismo como en forma y textura, alejándose definitivamente de la vertiente tosca e incorporando nuevos sistemas como las piezas retroiluminadas. En cuanto a la tecnología, señalar que las investigaciones otorgan a la cerámica funcionalidades relacionadas con la domótica, la iluminación o los sistemas de calefacciones que nunca antes hubieran podido imaginarse.
Los amantes de lo clásico son permeables a los cambios operados dentro de esta corriente. La identidad conservadora se mantiene al 100%, pero el catálogo se amplía con nuevos formatos, tonalidades, relieves, elementos de contraste en metal, cristal o piedra, etc. Por último, los más innovadores están de enhorabuena, ya que la imaginación se atreve con todo: efectos de inspiración metálica, capas de esmalte mate sobre transparente, lustres, pulidos, superposiciones, etc.
Pavimentos y revestimientos
El minimalismo se ha consolidado en la oferta de casi todas las firmas. El pavimento se empapa de la neutralidad de esta filosofía presentando texturas y superficies suaves en las que la paleta cromática está formada por tres tonalidades fundamentales: el gris, el negro y el marrón. Igualmente, se recurre a la sutileza de la tradicional cenefa como detalle distintivo.
Pero la convivencia armónica de varias corrientes posibilita un increíble espectro de elección. Así, la neutralidad tonal minimalista comparte escaparate con colores rompedores acordes con la estética de los 60 y 70. La oferta rústica también convence a los suelos gracias a conseguidas imitaciones de barro cocido. Sin embargo, el regusto rural en los pavimentos se está desplazando a otros materiales no tan toscos, como el gres porcelánico o el esmaltado, bien mate, bien semipulido.
Se busca que las juntas pasen desapercibidas, queriendo engañar a nuestro ojo para que vea una superficie de una pieza; por eso se tiñen con cemento coloreado para que no se distinga el paso de una baldosa a otra. Por el contrario, las paredes quieren hacerse notar a través de determinadas áreas cerámicas de tonos enérgicos sobre revestimientos neutros, favoreciendo el contraste dentro de las estancias.
La gráfica de las paredes continúa rindiendo honores a las décadas de los 60 y 70 pero rizan aún más las propuestas, presentado geometrías más arriesgadas. La horizontalidad prioriza en la colocación de las baldosas, un aspecto patente teniendo en cuenta los formatos más solicitados: 20 x 10 cm., 30 x 15 cm. y 30 x 20 cm. Los detalles decorativos están protagonizados por el metal y por vetas marmoleadas suaves.