Cuando un hotel tiene la calificación de cinco estrellas es por algo, razones ha de haber. De un tiempo a esta parte han proliferando mucho los hoteles e incluso albergues de bajo coste con diseños espectaculares, no diré que no me atraen porque mentiría, pero no se pueden comparar ni de lejos a lo que vais a ver, el lujo se paga, eso es así.
Os diré que sólo una vez en mi vida he estado en un cinco estrellas y obviamente me encantó, fue en mi luna de miel, creo que la ocasión lo merecía. Es un capricho que imagino en mi caso no se volverá a repetir, así que por qué no, por una vez… Estuve en El Dinarobin, en Isla Mauricio, ¡lo más! sobre todo si lo que buscas es descansar, desconectar y saborear unos ricos cócteles.
Resumiendo, soy una persona más bien sencilla, no necesito ostentaciones para ser feliz, me conformo con disfrutar y “babear” tras la pantalla viendo interiores como los del Palazzo Dama, sin que mi bolsillo se resienta.
Lo primero deciros que este hotel se encuentra en Roma, algo que se nota en su carácter y arquitectura. Llamándose así ya podéis intuir lo que veréis, “un palacio digno de una dama”. Me quedé prendada de este hotel cuando vi la suite en uno de los blogs que sigo (Habitually Chic), y más concretamente me enamoré de su enorme cabecero negro con remates en dorado. En el resto de habitaciones también se ven los mismos cabeceros, pero al ser de otros colores (azul o verde) y algo más pequeños, impactan bastante menos. Después fui descubriendo el resto de estancias, el restaurante, el bar y las zonas comunes, todas están marcadas por la elegancia, los brillos, el negro, el dorado, el cristal, los mármoles, las esculturas, los elementos arquitectónicos, sin olvidarme de las espectaculares luminarias. No cabe duda que nos encontramos ante un cinco estrellas lujo.
Precioso ¿verdad?…
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