La isla de Re, en la zona oeste de Francia, es un destino turístico tranquilo que en la época de las vacaciones se convierte en el lugar soñado para los amantes de las rutas en bici, de los buenos restaurantes donde se come pescado fresco del día, de los que gustan pasear mientras no se pierden detalle de los escaparates de las tiendas, o los que prefieren pasear a lo largo de sus playas o de los muelles del puerto, mientras observan como los barcos atracan cargados de la pesca del día.
En ese marco tan especial, encontramos una casa de vacaciones que encandila por la simpleza de su decoración. Ya desde el jardín vislumbramos que la casa está dedicada al ocio y a disfrutar de los buenos ratos que deparan las vacaciones. Piezas de época junto a otras más modernas contrastan entre sí y juntas equilibran una decoración austera con una base muy sólida del estilo nórdico.
Paredes desnudas que muestran la antigua edificación y que son suavizadas por el encalado blanco, las vigas antiguas que se han conservado en su estado original y los revestimientos en madera que cubren algunas habitaciones aportan a esta casa una autenticidad genuina.
Una casa de vacaciones con reflejos etéreos llena de tejidos naturales como esas alfombras de pelo que cubren el dormitorio principal y el salón, con detalles que marcan la diferencia como la bañera con patas, por poner algunos ejemplos, una casa con reminiscencias del pasado que ha sabido actualizarse y lucir lo mejor de dos épocas.
Imágenes publicadas con permiso de desire to inspire