Desde la cabaña nos vamos hasta la casa que, por cierto, desprende la misma vitalidad. Sus interiores han sido actualizados, convirtiéndose así en un hogar cálido y acogedor. Azules, verdes y rojos conviven en una cocina abierta en la que se apuesta por la mezcla de piezas. Alrededor de la mesa, se pueden contar hasta cuatro modelos distintos de sillas.
Aunque son muchas las dosis de color que hay en este espacio, el resultado no resulta cargante ya que la base es totalmente neutra. Las paredes y la carpintería están pintadas en un tono crema. De esta forma, todos los colores encajan en el mismo puzzle.
Si algo me gusta es que tanto la cabaña como la casa están conectadas por el mismo encanto. Dese fuera, parecen lugares de cuento. Por dentro, lo son.
Feliz viernes a todos,
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