Los desayunos, esos grandes olvidados durante la mayor parte del año, se merecen un post en verano como el que más. Que tire el primer croissant a quién no le guste un desayuno en una mesa bonita, a ser posible frente al mar. Nada de un café bebido deprisa y corriendo. Las vacaciones son la mejor época para muchas cosas, entre otras los desayunos. Preparar la mesa para el desayuno es sencillo y rápido. Y el día empieza de otra manera. ¡Ande va a parar!
Lo mismo que te digo una cosa te digo la otra. Me encantan los desayunos sí y dependiendo de las circunstancias he procurado siempre hacerlos especiales. Durante muchos años he desayunado fuera de casa y ponía el despertador con el tiempo suficiente para hacerlo tranquilamente delante de un periódico. No tenía mucho glamour la escena, pero oye, el café me sabía mejor de este modo.
No nos engañemos, muchas fotos Pinterest son complicaditas de llevar a la práctica en la vida real. Sin embargo, esto no sucede con los desayunos. Los zumos son además de sanos, fotogénicos. Una mesa montada para un desayuno de verano es casi siempre bonita. Casi siempre.
Desayunos de Verano
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Tampoco son necesarios grandes alardes. Mi desayuno ideal, que no el más sano, es muy básico. Con un zumo natural, un croissant y dos cafés con leche me tienes en el bote. También es verdad que en pos de la salud, entre semana sustituyo el croissant por copos de avena o de trigo, dependiendo de lo que más me apetezca en el momento.
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Algunos de los desayunos que más he disfrutado han sido hace muuuchos años en Cancún, cuando descubrí los pancakes y el sirope de arce que nos servía en el hotel una encantadora camarera que bautizamos como Miel-Mable. Todavía nos acordamos de ella, imagínate.
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Los desayunos de verano en Túnez eran también memorables, con esos pastelitos con los que de manera un poco egoísta llenabas el plato y te proporcionaban el azúcar necesaria para el resto del día. O incluso del mes.
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El desayuno más sorprendente de toda mi vida tuvo lugar hace años. Una mañana, en mitad del trabajo, empezaron a aparecer camareros de una muy famosa cafetería de Bilbao en la que desayunaba a diario, cargados de bandejas que organizaron, con la maestría que da la profesión, en mi mesa de trabajo. Sinceramente no recuerdo cómo lo hicieron ni qué opinó mi jefe de ello, pero el momento quedó imborrable en la memoria.
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¿En serio desayunas así?
Luego están los desayunos WTF. Que, oye, cada una tiene sus gustos, pero me cuesta conciliar en un mismo plato un trozo de sandía, tres pasteles, una tortilla y varias lonchas de jamón. Acompañados eso sí de zumo, café con leche y yogur. Que no nos falte de nada que para eso están los buffets.
Para terminar la historia que me ha servido de excusa para enseñar un montón de mesas de desayunos bonitos te diré que te puede sonar raro, pero no me entusiasman los desayunos en la cama. Los prefiero en el balcón, terraza o jardín. Y en invierno, frente a la chimenea.
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Me encantaría que me contarás cuál es tu desayuno preferido. O ese desayuno especial. O incluso, el desayuno más desastroso de tu vida.
¡Feliz fin de semana!
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