Ya sabéis que intento que todos los diy que os enseño en el blog sean lo más sencillos posible para que nos os de nada de pereza poneros al lío. Pues bien, con el que os traigo hoy tampoco tenéis escusa que valga :D
Además, el calor viene genial para ayudar a secar la cola (que en este proyecto necesitamos bastante) y eso nos hará ir mucho más rápido, así que no hay mal que por bien no venga como se suele decir.
Hace unos días os conté en Instagram que estaba harta de ver siempre las regletas con el lío de mil cables que teníamos detrás de la televisión del salón. Además de ser un "coge polvo", estéticamente me ponía nerviosa tanto desorden.
En un principio, iba a comprar una caja organizadora de cables que tienen en Ikea. Es blanca con una tapa de corcho, así que me iba genial con la decoración, pero entre que Ikea me queda a una hora de camino y que la caja cuesta sobre 12 €, pues esa idea no llegó a cuajar.
Pero un día, al volver del súper se me iluminó la bombilla. Acababa de terminar de colocar la leche en la despensa y ahí estaba, delante de mis ojos tenía la caja con el tamaño perfecto para solucionar mis problemas (o al menos uno de ellos..:D).
Seguro que muchos tenéis el mismo "problema" con los cables que tenía yo, así que os dejo con el paso a paso para hacer una caja así de mona.
¿Qué necesitamos?
Una caja de cartón. (En mi caso, utilicé una de 6 cartones de leche de Lidl)
Papel impreso con el motivo que más nos guste (Yo necesité 4 hojas)
Cola
Pincel
Regla
Tijeras
Pintura (Sólo si la caja tiene diferentes colores y el papel que utilicemos para forrarla no es demasiado gordo)*Opcional: Un folleto o cartulina y cinta de carrocero.
Lo primero será medir el alto que necesitamos para tapar por completo nuestra maraña de cables. Marcaremos esta altura por todos los lados de la caja y la recortamos.
La forma de la caja de leche que utilicé, tenía los laterales demasiado altos, así no me servía porque no taparía los cables al completo y se verían igualmente por los lados.
Pero todo tiene solución, así que amplié estos laterales con un folleto sujeto con cinta de carrocero. Como la caja iría pintada y reforzada con la cola y el papel no se iba a notar nada. Así que era la solución más rápida y sencilla.
Aquí veis lo que os decía del folleto. ¿Se aprecia bien verdad?
Como mi caja era tenía partes de colores bastante fuertes y el papel que utilicé para forrarla era de tonos claros, primero le di dos manos de pintura blanca para unificar un poco la base. No tiene que quedar totalmente igual, es sólo para que no se note demasiado el color del fondo.
La parte de forrar con el papel que hayamos es la más divertida. Es muy sencilla, váis encolando cada lado con el pincen bien mojado en cola (no tengáis miedo de ser generosos en este paso), y pegáis el papel encima. El sobrante lo podéis doblar hacia los laterales para evitar esquinas.
Yo le di dos manos más de cola a todo después de forrarlo. Así me aseguraba de que quedara resistente. Como os decía, el calor ayuda a que se seque súper rápido, así que apenas tenía que esperar entre mano y mano.
Y listo! Ya caja terminada con un par de sencillos pasos.
Os presento al lío de cables que teníamos! Entre impresora, router, la televisión, el teléfono y demás historias había un buen montón.
Ahora cuando estoy mirando la tele ya no veo una maraña de cables, sólo veo una cajita la mar de mona.
El antes y el después habla por si solo. Todavía se ve algún cable, pero por algún lado tienen que pasar... así que no hay queja.
Ya veis que es una idea muy sencilla. Pero es tan útil que quería compartirla con vosotros. Esta misma técnica podéis utilizarla para forrar cajas para decorar cualquier rincón. Podéis guardar en ellas mil cosas y aprovechar así para reciclar las cajas que van entrando en casa, que a lo largo del año, son un montón.
¿Qué os parece?
¿Sois tan maniáticos como yo o es sólo cosa mía?