Balanza, peso, romana o llámale hache, un invento del demonio, artilugio que te recuerda al subirte encima cuan mal te portaste últimamente. Cada rayita de más no son cien gramos, no. El abismo de cinco kilos no es más que un recordatorio, una muesca grabada en la culata por no decir en tu culo, de los días de excesos pasados.
Ahora tocan menús de piña, que no colada.
Lechugas, endivias y roble sin más aliño que el zumo de un limón.
Pechugas a la plancha que harán que sientas que en vez de omóplatos te están creciendo alas (es que no vas a catar más carne que la del pollo).
www.miscosasfavoritas.blogspot.com.es
Ni se te ocurra revisar estos días tu índice de colesterolemia, no hay simvastatina que frene este desastre. Ni hablar de los pantalones encerados que te compraste en el puente de la Constitución, desestímalos de momento porque ya te digo yo que no abrochan.
Los leggins de calcedonia que le copiaste a la it-velvet, ni se te ocurra probártelos, no te fustigues y salva del desastre esa cremallera.
Si al agacharte a calzarte las botas encuentras un obstáculo debajo de tu abdomen, ya sabes qué es. Ese airbag atesora todos los dulces que robaste a los niños de su calendario de adviento, los postres suecos con topping de chocolate amargo que no rechazaste y los gintonics que te apretaste cada noche.
Preparaste cada menú con deliciosa mantequilla, untaste bien esos asados con manteca bien blanquita, te creíste un japonés masajeando un kobe, pues tampoco era eso.
Y el asunto empeora, de hecho a ambos lados de la cara y sobre la incipiente papada, han aparecido hoy dos mofletes, tranquila no eres un hámster transportando ahí adentro a sus crías, no.
Atente a las consecuencias y se consciente de que "esa" que te observa en el espejo del pasillo no es tu madre. Tu verás.
Empieza el año dándote un respiro pero reacciona, por favor plantéate la dieta a medio plazo, si al final será verdad que los milagros no existen y grita conmigo: "¡Pero cómo me estoy poniendo!", "¡Me c---en la magia navideña*!"
Esta historia no es un cuento, pero la relato con intención evasiva (los cuentos y las pelís que veo últimamente tienen esa intención de evasión, todo el tiempo). Se la dedico a Amparo A. un ser absolutamente especial que merece una historia inventada para ella sola otro día. Como dato curioso os diré que la conocí una tarde soleada en un aula y rodeada literalmente de gente tan rara como yo.
Tenía un brillo especial en las gafas aquel día y me hizo pensar hacia adentro ¿lo habeís probado?.
Le hice un dibujo porque la tenía enfrente, la única caricatura que he hecho en mi vida y pensé que le gustaría leer cuentos. Entonces las lentes de sus gafas brillaron, creo, un poquito más.
Amén.
* A lo mejor te apetece leer una historia con final feliz, entonces pincha el cuento griselda, anastasia and me.