Por definición, los interiores eclécticos se inspiran en gran variedad de fuentes hasta crear su propio estilo. La doctrina artística del eclecticismo se basa en la noción de que ejemplos de cualquier gran estilo, incluso aunque parezcan incompatibles entre sí, pueden combinarse con el fin de crear un resultado de gran belleza. Así, piezas cotidianas pueden reunirse con acierto si se eligen con seguridad y gracia. En este sentido, se distingue de otros estilos de decoración por su falta de reglas.
No existe una forma correcta o incorrecta de combinar las cosas, si bien ciertas combinaciones pueden herir sensibilidades o resultar desagradables a la vista. No obstante, sigue siendo un estilo muy personal, y ahí es donde reside su fuerza. Puede resultar divertido y dramático, espiritual y sensual, excéntrico, atrevido y colorista, o una combinación de estas cualidades. Lo que no será nunca es insulso, sino más bien una forma bastante original de crear entornos que reflejen un gusto por la belleza de otras culturas y épocas.
De todo un poco
En sus manifestaciones menos afortunadas, el eclecticismo puede resultar una confusa mezcla de mobiliario u objetos sin nada en común que crean un ambiente de desorden y caos. Por el contrario, cuando las piezas se eligen con cuidado y se combinan con talento, demuestra el grado de belleza y armonía que puede conseguirse con objetos relacionados entre sí, de formas similares o colores que combinan. Por encima de todo, simboliza lo único, lo interesante, lo inusual.El gusto ecléctico alcanzó su punto culminante en la época victoriana y abarcó gran variedad de estilos y movimientos: renacimiento, rococó francés del siglo XVIII, isabelino y gótico se encontraban entre los estilos de moda que se apoderaban de la imaginación popular a ambos lados del Atlántico. Si a esta mezcla de estilos se le añade el hecho de que los imperios se iban expandiendo y que las puertas continuamente se abrían al comercio y los viajes, el resultado fue que gran variedad de mobiliario y objetos de culturas lejanas ganaron terreno a la decoración de interiores. Por fortuna, el eclecticismo permanece vivo y en buen estado en el siglo XXI. Sin embargo, tiende a tomar una forma más sutil, sin tanta reunión de objetos dispares, sino con colecciones temáticas y mestizaje de estilos y tradiciones.
Color y estampado
El interior ecléctico no teme al color, sino que abarca el espectro entero con entusiasmo. Sus colores no ofenden, sino que se complementan de manera fresca y excitante. Una pared puede resultar igualmente efectiva como parte vibrante de un conjunto o como un modesto trasfondo; las paredes paneladas pintadas en los tradicionales tonos crema o blanco y resaltadas con atrevidos toques de un tinte oscuro aportan vida a una estancia, mientras que los valientes diseños geométricos destacan en sutiles fondos de colores pálidos.Los colores y los estampados se mezclan en una vertiginosa formación de permutaciones para atraer la vista. Una simple pieza de mobiliario o una extensión de pared pueden acentuarse a través del uso de vívidos colores contrastados, así como por la disposición de formas atractivas o elementos decorativos. Mobiliario y objetos forman parte integral del esquema decorativo: una alacena con coloristas platos de porcelana, estanterías con hileras de libros rodeadas por pinturas para decorar una pared, un aparador de esquina cuidadosamente arreglado con una valiosa colección de escultura y cerámica.
La estudiada y hábil disposición de tales objetos en un interior permite crear la impresión de un diseño decorativo. Claro sobre oscuro, oscuro sobre claro, los colores pueden estar yuxtapuestos en infinidad de variaciones en un interior ecléctico. Colores y formas se descontrolan a través de paredes, suelos y techos. Al mismo tiempo, contribuyen a formar un todo. Adecuadamente combinados, confieren al interior un sentido tanto de discordia como de orden. La sabia mezcla de motivos y colores que contrastan da como resultado un estilo decorativo muy original, lleno de imaginación y confianza.
Catálogo de objetos
Una de las virtudes de los interiores eclécticos es la maravillosa habilidad de sorprender y encantar que tienen. Reunir objetos de diferentes culturas o épocas y combinarlos de maneras imaginativas e inusuales permite dar vida a una estancia, a la vez que desafía las nociones tradicionales de los estilos decorativos. Con el renacimiento italiano, el mundo se abrió a la exploración, y expertos de todas partes crearon "armarios de curiosidades" para sus colecciones de objetos raros y exóticos.Monedas y medallones, jarrones hechos en materiales preciosos como cristal de roca, joyas raras, sedas suntuosas, porcelana y laca de Oriente se encontraban entre los exquisitos tesoros susceptibles de ser coleccionados y admirados por unos pocos elegidos. Esta práctica, que predominó durante la segunda mitad del siglo XIX, apenas ha variado a lo largo de los siglos, si bien en el mundo moderno el placer y la satisfacción de coleccionar objetos raros no sólo reside en poseer un aparador de curiosidades, sino también en convivir con ellos cada día.
Un museo en casa
En un interior ecléctico del siglo XXI, objetos de todo el mundo permanecen al lado de colecciones de especímenes de la flora y la fauna. Especialmente a gusto se encuentran los artículos artesanales, como cerámicas o pinturas populares. Parte considerable del encanto reside en decorar con objetos que en origen no se concibieron como elemento de decoración, sino con fines más prácticos. Objetos de distintos períodos también se combinan con gran efecto, conservando el enfoque ecléctico de la decoración que surgió durante la época victoriana.El éxito de un interior decorado con una mezcla ecléctica de objetos viene, en gran medida, determinado por la forma en la que éstos funcionan juntos, ya sea creando un espacio cohesionado o bien agrupados con el propósito de sorprender; en ambos casos se requiere un fuerte sentido de finalidad y visión estética. Mientras que algunas veces la calidad puede resultar suficiente por sí sola para justificar el papel de una pieza, lo más habitual es que objetos de forma, material, color o función similares actúen juntos para crear un telón de fondo unificado, decorativo e incluso confortable en el que vivir.
Un efecto similar puede conseguirse con elementos relacionados por un vínculo temático, como, por ejemplo, versiones contemporáneas de originales históricos, como la cerámica que se inspira en las pinturas de los jarrones de la antigua Grecia. El eclecticismo siempre resulta un estilo muy personal. Aquello que en última instancia define el carácter de un interior ecléctico es el uso de objetos decorativos que celebran lo inusual, lo raro e incluso, tal vez, lo exótico, reunidos con un toque de imaginación y talento.
Por Judith Miller, autora del libro 'Estilos de decoración', editado por Blume.