A lo largo del siglo XVIII, de una forma u otra acabó imponiéndose el clasicismo, tendencia que se vio estimulada por los descubrimientos arqueológicos en Pompeya y Herculano, así como la progresiva apertura de Grecia a los viajeros. Las líneas claras y clásicas que definen la versión más purista del estilo neoclásico siguen los principios expuestos por el antiguo arquitecto romano Vitrubio. Al partir de tan preciso principio, los elementos que dieron lugar a ese estilo, cuya inherente simplicidad resulta a todas luces contundente, reflejan una amplia variedad de tradiciones históricas.
El mobiliario mira al pasado
Las fuentes del neoclásico puro están en las formas arquitectónicas de los edificios y los muebles de las antiguas Grecia y Roma: un pie de lámpara con forma de columna jónica, por ejemplo, o una pata de mesa con la forma de un majestuoso y escultórico león. Al mismo tiempo, las características ornamentales remiten también a otras tradiciones estilísticas derivadas de la antigüedad, como el renacimiento italiano, así como los periodos Imperio francés y Regencia inglés, que predominaron en los interiores del gran neoclásico. Ningún estilo en particular se consideraba más auténtico que el otro, sino que cada uno de ellos se apreciaba por sus rasgos comunes de pureza y simplicidad, así como por sus líneas nítidas, con un mínimo de ornamentos decorativos.
Uno de los medios más efectivos para vestir un interior de estilo neoclásico puro consistía en la utilización de mobiliario que evocara un pasado clásico, pero que no proviniera exclusivamente de éste. Para ello, se recurría a métodos tales como tomar elementos de la tradición antigua para adaptarlos de forma original y atrevida. Algunos ejemplos de este tipo de planteamiento son una superficie de mesa redonda realizada en falso granito y soportada por una urna clásica; una cama de día con las líneas claras y puras de un diván romano y adornada con motivos antiguos tales como hojas de laurel y acanto, volutas de follaje o un diseño de rombos; o una sencilla silla inspirada en un diseño del estilo Regencia inglés. Éstos son los tipos de elementos clásicos que se adaptaban a un interior decorado según las líneas limpias y simples que conforman el gusto neoclásico.
Piezas que encajan
Muchas piezas de mobiliario de inspiración clásica que se ajustaban a un interior sencillo evocaban los diseños de finales del silgo XVIII de Robert Adam, Thomas Sheraton y George Hepplewhite. Una silla dorada con elegantes y finas patas o con un listón del respaldo en forma de jarrón, y la delicada y elegantemente proporcionada mesa auxiliar semicircular constituyen atractivos ejemplos de sofisticación y elegancia adaptados a una estancia con mobiliario sencillo.
Los muebles de los períodos Regencia inglés e Imperio francés, como por ejemplo las sillas basadas en el 'klismos' griego, con patas en forma de tijera y asiento cóncavo, las sillas y banquetas modeladas según el 'curul' romano con la forma de 'x' y las patas dobles curvas, y las mesas de un solo pie se encuentran entre los diseños más recurrentes en los interiores de estilo neoclásico puro sin decoración.
Igualmente, la pesada y florida ornamentación, que se inspiraba en los elementos que celebraban las victorias militares de Napoleón, como esfinges, cariátides y trofeos, por ejemplo, podrían integrarse con éxito en el esquema decorativo de una estancia de estilo neoclásico puro. Una silla con apoyabrazos en forma de águila imperial podía pintarse de blanco, o un sobre de mesa tapizado en cuero de color claro podía descansar sobre cuatro patas en forma de león.
El estilo neoclásico puro también combina perfectamente con el estilo de mobiliario Biedermeirer, en boga en Alemania y Austria a principios del siglo XIX. Chapados con amplias capas de maderas de árboles frutales y escasamente decorados, armarios, cómodas y roperos combinaban sin esfuerzo con otras formas clásicas, al mismo tiempo que encontraban pronta cabida en una estancia luminosa de color pálido.
Buscando la armonía
Los interiores que se han decorado en estilo neoclásico puro se inspiran en la antigüedad griega y romana con el fin de crear una atmósfera austera y sencilla, pero deliciosa, gracias a sus ricos y suntuosos detalles. Las ventanas carecen de cortinas con el fin de maximizar la luz. Sobre un fondo de suelos de mármol, de pino lavado o roble, y paredes de estuco trabajado rudamente o esponjadas en un color pálido, se disponen muebles y ornamentos decorativos que recuerdan deliberadamente la antigüedad clásica. En la esencia de un interior de estilo neoclásico puro predominan los principios perdurables de simetría, claridad y forma.Las combinaciones imaginativas de objetos ayudaban a crear una atmósfera que se ajustaba tanto a los elementos del pasado como a las necesidades de la vida moderna. No sorprende que los interiores de estilo neoclásico puro seduzcan y desafíen las tradicionales ideas de decoración al ofrecer alternativas imaginativas a aquello que tradicionalmente se entiende como clásico y que, sin embargo, destaca por lo moderado, lo elegante y lo armonioso de sus resultados.
Por Judith Miller, autora del libro 'Estilos de decoración', editado por Blume.
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