Hace ya bastante tiempo que mi cuerpo me pide dejar la ciudad y vivir en el campo, pero las circunstancias mandan de momento y por el trabajo de mi chico hace poquitos meses que nos hemos trasladado a vivir a Madrid. Y a pesar de mi tendencia a lo rural estoy en el centro de Madrid, centro, centrísimo, así que de momento estoy disfrutando de mi parte más urbanita.
El pisito donde vivimos ahora tiene todavía mucho de provisional, porque hace poquito que estamos y como lo alquilamos amueblado no podemos decorarlo al 100% a nuestro gusto. A pesar de esto, como siempre he sido bastante nómada, me he acostumbrado a dar el toque personal a cualquier espacio en el que vivo, con mis libros, las telas del sofá o las cortinas, añadiendo luces indirectas, plantas, etc.
Tuvimos mucha suerte porque lo encontramos bastante rápido, y aunque es una cajita de cerillas en el que estamos metidos dos adultos, un gato de 10kg y un perro de 40kg, tiene muchas de las cosas que yo le pido a un pisito en la ciudad: techos altos, que le dan a las habitaciones la sensación de amplitud, aire y espacio; muchos balcones, que aunque son pequeñitos me permiten ir llenando la casa de plantas y verde. Además ahora que empieza el buen tiempo abrimos los balcones, y me parece que algunas mañanas hasta oigo pajaritos en el centro de Madrid? será la primavera! ;-); suelos de madera, paredes blancas, poquitos muebles y muchos libros. Estos siempre me acompañan a todas las casas en las que he vivido, me encanta leer y muchos de ellos son especiales para mí, me recuerdan a una persona, una época concreta, etc.
Todas las habitaciones son importantes para mí, pero me gusta especialmente que la decoración en el dormitorio sea serena y que transmita paz. Por eso el dormitorio es una de mis partes favoritas de este pisito: le entra el sol directo a media mañana que traspasa las finas cortinas de los balcones. Un par de paredes están pintadas con un turquesa muy clarito, uno de mis colores favoritos y que me recuerdan el mediterráneo que tanto echo de menos en Madrid.
Otro de mis rincones favoritos está en el comedor y es donde he instalado mi homeoffice. Toda la pared está cubierta por estanterías de obra, así que las hemos podido llenar de libros y música (mi chico es cantante, así que la casa está repleta de discos, guitarras y biografías de músicos). La pared que está delante del ordenador poco a poco la voy llenando de láminas, postales y flores secas, creo que se acabará convirtiendo en un gran moodboard de inspiración. Aquí es donde me pongo a escribir para el blog, incluso a dibujar nuevas ideas para piezas de cerámica, etc.
La búsqueda de piso en Madrid puede convertirse en una auténtica odisea cuando no te conoces mucho la ciudad y estás buscando algo concreto. A mí se me juntó con la búsqueda de un taller de cerámica, y a pesar de que ahora estamos instalados, me da que esto no será lo definitivo, así que pregúntame de nuevo dentro de seis meses o un año a ver dónde estamos? ¡Vidas itinerantes!
Feliz martes a todos…
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