Cuando en marzo del 2011 abrí esta ventana al mundo virtual los blogs estaban
en plena efervescencia. Es sorprendente cómo pasa el tiempo (ocho años ya) y
cómo cambian las cosas. Entonces las redes sociales, básicamente Facebook y
Twitter, eran para las blogueras sólo un apoyo para los blogs, una manera de
dar a conocer el contenido compartido en nuestros espacios web.
Con la llegada de Instagram todo empezó a cambiar... Pero no es de las redes
de lo que os vengo a hablar hoy.
Muchas de las tendencias que luego se desarrollaron en Insta y hoy lo petan,
como la foodie, la cafetera, viajera, fashion, etc. tuvieron su origen en blogs y
espacios webs de aquella época.
Uno de ellos, Kinfolk, supo aunarlas todas creando un movimiento cultural y
lifestyle que nació en Estados Unidos precisamente el año 2011 y llegó a Europa
después, adaptándose perfectamente el estilo de vida mediterráneo.
El movimiento Kinfolk surgió como una necesidad de jóvenes creativos
de Portland (Oregón) de recuperar lo básico y natural, disfrutar y compartir lo
más auténtico. Y qué mejor lugar y momento para compartir que una buena
mesa en la que todo esté pensado para vivir, disfrutar el momento en todos y
con todos los sentidos.
Una comunidad de artistas (fotógrafos, escritores, diseñadores) que empezaron
a reunirse plasmando en sus encuentros una estética muy cuidada inmortalizada
en maravillosas fotografías. Tanto que era inevitable la aparición de una revista
en papel que se convirtió pronto en icono de estilo y must have de cualquiera
que quisiera estar a la última en estilo de vida.
A inicios del 2012 Kinfolk dio un paso más y empezó a comisionar encuentros
alrededor de la mesa por muchas otras ciudades del mundo así como cursos y
encuentros.
Y en Madrid fueron dos hermanas que ya habían organizado comidas y
encuentros llenos de creatividad entre amigos y conocidos y que
estaban totalmente identificadas con el concepto Kinfolk , Ana y Elena,
las Hermanas Arce, quienes se convirtieron en las anfitrionas de estos
encuentros. Por supuesto ya tenían su propio blog con esa estética
tan natural, limpia rayando lo austero y muy relacionada con
la comida, la deco y el lifestyle.
En realidad Kinfolk no había inventado nada nuevo, sólo intentaba recuperar
algo que en la cultura mediterránea siempre ha existido y existirá, nos va en
el carácter: vivir disfrutando y compartiendo en torno a una mesa.
Y aunque ya no tienen el blog y sus profesiones no tienen nada que ver con la
hostelería (Ana es ingeniera aeroespacial y Elena abogada) era de esperar que
el amor por la mesa las llevara a abrir, antes o después, un restaurante.
Desde que se entra ya se percibe la herencia kinfolk. El espacio es de una
sencillez casi shaker, prácticamente diáfano con paredes altas y blancas,
suelo de cemento y una decoración con pinceladas nórdico/industrial de
toques cálidos. Un espacio estilo farmhouse sin distracciones que
transmite calma a mente y espíritu.
Situado en Salesas, un barrio céntrico y tranquilo de Madrid, Hermanas
Arce tiene una pequeña pero selecta carta de cocina de mercado con base
mediterránea que varía según día y temporada. Aquí el concepto fast food y
masificación no tiene cabida.
Todo es casero y hecho en el día porque la máxima es dar un servicio cuidado y
con cariño. Ni que decir que es comida saludable, amigable con nosotros y el
entorno.
Podemos desayunar, bunchear, comer o tomar un café acompañado de una
riquísima repostería, de esa con la que da menos cargo de conciencia pecar
porque está realizada con productos naturales.
No hay cenas y domingos y lunes está cerrado.
También podemos adquirir productos como granolas y mermeladas
realizadas por ellas mismas.
Yo estuve tomando un bruch y, como veis, me decidí por una especie de
galette vegetal con huevos fritos que me supo a gloria y que acompañé
con zumo natural de naranja y pomelo.
Quienes nacimos (virtualmente hablando) en la misma época podemos
reconocer pequeños detalles de estilo como el jabón de manos de
L: A Bruket en el baño, un icono de la costa oeste sueca.
No quise molestar tomando fotografías de la cocina pero ahí tenéis a Ana con
las manos en la masa dedicándonos una amable sonrisa.
Desde luego es un espacio al que volveré porque me identifico mucho con él.
Al fin y al cabo es un slow concept y ese es el subtitulo de mi blog