Como su diseñadora afirma, no responde a un estilo único: Valoro la simplicidad de lo nórdico, la fuerza del look industrial, la nostalgia vintage y la naturalidad de lo eco.
El salón se conecta con la terraza y galería mediante grandes ventanales en curva con un zócalo alto que enmarca toda la zona de sofás, reforzando el carácter del ladrillo que se ha pintado en blanco, al igual que las bovedillas del techo, ganando así en amplitud visual y ligereza. La retroiluminación en el zócalo resalta la textura del ladrillo. Me encanta el uso natural de la madera en este interior, como la mesa de comedor realizada por la interiorista a partir de tablones de madera recuperada, o los taburetes. La chimenea antigua marca con su singularidad el gran espacio abierto en el que se encuentran salón, comedor y cocina. Se completa el espacio con diseños únicos, como la alfombra, confeccionada a medida a partir de kilims antiguos, o las lámparas, unas estructuras de bambú customizadas por la decoradora con un tejido de algodón. ¡preciosas!. En la cocina en blanco, vemos su contrapunto cromático en las cortinas, en los focos de Jieldé y en los taburetes Tolix.
No sé si quedarme con el balancín de la zona del hall, o la bañera exenta del dormitorio, o… ¿No os parece un interior al que se le ha sacado la belleza natural de su espacio original? ¡¡de 10!!
¡Feliz día a todos!
Fotografías [ ] Marta Castellano