La humedad en los hogares, además de ser un problema estético, agrava determinadas afecciones alérgicas como la rinitis.
En los hogares con humedad existen unas partículas casi imperceptibles flotando en el ambiente que son inhaladas por los habitantes de la vivienda entrando en el tracto respiratorio. Estas minúsculas partículas pueden producir alergias, inflamación, asma e incluso conjuntivitis, sobre todo en las personas más débiles como son bebes y ancianos.
Estas partículas presentan un tamaño variable y se denominan aeroalergénicos; son básicamente hongos, polen y ácaros del polvo y suelen estar presentes en la saliva, en los árboles y en la hierba y en los animales aunque solamente pueden ser inhaladas las que tiene un tamaño menor a 15 micras, lo que les permite mantenerse en suspensión.
Los más peligrosos para la salud en cuanto a enfermedades respiratorias se refiere son los ácaros y los hongos, que necesitan un alto grado de humedad para reproducirse, de modo que cuando una persona habituada a la humedad deja este ambiente, la mejoría es muy grande.
Los síntomas de la rinitis son: picores en la nariz, en la boca, en los ojos e incluso en la piel o la garganta.
También produce una reducción de la capacidad olfativa, estornudos y hace llorar los ojos.
Existe un porcentaje muy alto entre la población adulta (entre un 14 y un 20%) con problemas de rinitis y asma.
Las consecuencias son muy desagradables e incómodas provocando una calidad de vida mermada tanto para los que la sufren como de sus familiares y amigos.
Otras de las consecuencias de la rinitis son una baja productividad, tanto escolar como laboral y un incremento en los gastos médicos de la familia y pérdida de horas de sueño.