La historia de esta casa al estilo industrial es como la de tantos otros que nacen de la idea estupenda de "transformar" estos emplazamientos en auténticas viviendas. En este caso, las vistas a la ciudad y situado en un "callejón" verde, son las características principales de la elección. El principio básico de esta reconversión es la de promover el espíritu original industrial, que es el que caracteriza a la edificación y le da la personalidad.
La casa al estilo industrial se desarrolla es un espacio abierto, donde destaca la altura reforzada por las cerchas metálicas de hierro y que enmarcan un tejado a dos aguas.
Basándose en una sólida construcción y sus ventanas de metal originales hechas exactamente a la medida, Michel y Erick han preservado la intención del lugar que es parte de un gran volumen diseñado en forma de U entorno a un patio interior.
Se crea un salón muy grande, que conecta a modo de distribuidor, con los distintos espacios. Es importante recuperar el volúmen en su conjunto para llegar a la sala principal con todo su poder mediante la creación de ventanas muy altas de cerrajería. Alrededor de la sala de estar se articula la cocina, la "oficina", el baño y el dormitorio principal. Una terraza con planchas de metal en bruto y vistas al patio interior del edificio aglomera todos los ambientes del loft. Como base de todo el color gris plomo.
El comedor se distribuye entorno a un patio interior, que combina una sencilla mesa de madera con sillas "Hammer" originales de Jacobsen. En la cocina, de estilo tradicional, se distribuyen dos sillas rojas de Verner Panton y suspensiones de cristal de corte industrial a modo de lámparas de office. Un contraste lleno de armonía y sabor.
En estos volúmenes perfectamente equilibrados podemos desplazarnos libremente por épocas y estilos a través de su mobiliario: gran mezcla de mesas y sillas de metal como un campamento militar, las brillantes de color rojo Panton, un banco de carpintero, una cama extra-large, un candelabro con colgantes del siglo XVIII, taburetes tallados en madera en bruto, estanterías industriales y cortinas hechas de sábanas viejas... Las proporciones, la elección de los muebles, el material o el color muestran una buena intuición y pasión por las antigüedades.
En el cuarto de baño, un lavabo de la década de 1960, espejo veneciano del siglo XVIII y apliques de Serge Mouille. El solado es de hormigón pulido y la bañera de hierro fundido. Un espacio que al completo te sumerge en otro tiempo...
La estantería de la zona de salón, está hecha con vigas, refuerza el espíritu de loft industrial.
Sin traicionar el sello de "edificio de polígono industrial", su decoración basada en tiendas de antigüedades y mercados de pulgas han logrado reinventar el espacio, oculto tras una fachada de zinc en el gris de París.
Fotografía [] Nicolas Matheus para Côté Maison
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