Un juego de cubos que se funden con el agreste paisaje de la zona, sin estorbar ni corromper todo aquello que rodea la construcción. Una vivienda donde poder observar el horizonte majestuoso, donde sentir el silencio arrebatador, donde contemplar la riqueza cromática de la famosa cordillera marroquí. El equilibrio perfecto entre un proyecto y la naturaleza.
Tanto el trabajo arquitectónico, como el paisajístico, realizado por Ahmed Benther, y el interiorismo resulta exquisito. Los acabados, impecables, tan sólo lo justo, de modo que no se rompe la armonía con el exterior. No existen barreras artificiales para cercar la vivienda, solamente arbustos espinosos que se inclinan ante un paisaje prácticamente desértico.
Materiales aparentemente rudos como la piedra, paredes encaladas, cemento… son los utilizados para dar forma a tan original contrucción, vestida únicamente por algunos detalles en madera de nogal para diseñar la cama, el frontal de la cocina y alguna pieza de mobiliario auxiliar. Simple y escultural.
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