¡Pues a imprimar se ha dicho! (Por cierto, aquí una de las puertas...)
Hasta cuatro capas (cinco, en la tapa) de pintura tuvimos que darle. Pero el error fue nuestro. Con el color que elegimos, un burdeos muy intenso, tendríamos que haber dado una imprimación gris... ¡Ay, que no terminamos de aprender!
Confeccionamos unas plantillas para las puertas...
... que trasladamos al papel elegido para un decoupage sobre ellas. El proceso, el mismo de siempre; capa de cola diluida en agua para pegar el papel y varias manos encima para proteger. La verdad es que nos costó mucho esta operación, las puertas son ligeramente curvadas ¡y alguna lagrimita de desesperación cayó en el empeño!
¡Pero lo conseguimos! ¿Os gusta? Nosotras estamos felices con el resultado.
El interior lo conservamos en dorado, pues nos parecía que quedaba bastante bien.
Un mueble, que por sus líneas sinuosas y detalles en curva nos pedía sofisticación, la que creemos hemos conseguido con esta nueva decoración oriental.
¡Pues buen fin de semana a todos!, que nosotras continuamos con nuestro trabajo.