Cuando decimos que los detalles marcan la diferencia, y que hay que cuidar hasta el más pequeño, no nos hacemos una idea de hasta que punto es verdad hasta que nos encontramos con un ejemplo muy claro de ello.
Hace unos días, estando de visita en el blog de Sarah Sherman, me encontré con la habitación que estaban preparando para la llegada de su bebé.
Está claro que tiene un gusto exquisito, y por ello creo que no hay mejor ejemplo de lo que os contaba en el párrafo anterior que ella y lo que sale de sus manos.
Hoy os quiero enseñar cómo una cómoda tan básica como la TARVA de Ikea, se puede convertir en una pieza que parece sacada de una tienda de diseño.
Además es una cómoda bastante asequible para el tamaño que tiene, y por su forma, nos encajará con cualquier decoración. Sólo tenemos que poner nuestra cabeza a pensar para sacarle partido a todas las posibilidades que nos ofrece. Fijaos en el cambio, no tiene desperdicio!
Primera idea: perfecta para la habitación o como aparador en el comedor.
Creo que es todo un acierto que le hayan cortado las patas para "afinarlas". Ahora parece una cómoda antigua rescatada o una pieza de diseño. Los nuevos tiradores también me encantan. Además de ser mucho más cómodos que los pequeñitos redondos que vienen con la cómoda, creo que la estilizan un montón ganando en calidad y diseño.
Segunda opción: una cómoda blanca y dorada perfecta para nuestra habitación o vestidor
Aunque yo no soy muy amiga del dorado en la decoración, no me importa que haya algunos toques de este color en las piezas que utilizamos. Además creo que es un acierto mezclarlo con el blanco. Son los dos, colores muy luminosos que se llevan estupendamente y nos aportan un montón de luz a la habitación.
El antes y el después de esta serie de Ikea es increíble. ¿Os animáis a personalizar las vuestras?
¿Os gusta personalizar vuestros muebles
o preferís comprarlos "llave en mano"?