Qué es interiorismo emocional y cómo te ayuda a vivir mejor

El interiorismo emocional es una fusión entre la optimización de espacios y la decoración emocional. Pero esto es solo la definición técnica de una disciplina que trabaja los espacios interiores de una forma más profunda.

En lo que respecta a mi salud física y emocional nunca he sido muy disciplinada. Tiendo a dejarme llevar por el día a día y, cuando me siento bien, vuelvo a olvidarme de mí.

Me olvido de que, si estoy bien ahora, es porque llevo tiempo ocupándome de que eso sea así. Es decir, cuidándome física y emocionalmente. Incluso cuando lo hago durante un tiempo, hay momentos en los que mi energía se resiente.

En esos momentos lo único que me funciona es volver a puerto y echar el ancla. El puerto es mi casa y el ancla la forma en la que mi casa me permite vivir la experiencia de vida que deseo.  

¿Qué es Interiorismo Emocional?

Es una fusión entre la optimización de espacios y la decoración emocional. Pero esto es solo la definición técnica de una disciplina que trabaja los espacios interiores de una forma más profunda.

Porque el interiorismo emocional es una herramienta que permite convertir un espacio cualquiera en un lugar que mejore tu energía, facilite su uso y te provoque emociones positivas. Es crear ambientes en los que sentirte totalmente tú, a gusto contigo y con quienes te rodean.

Pero va más allá de poner tu casa bonita renovando la decoración. Mirar entre paredes y entender cómo aprovechar las formas y las dimensiones para que tu mente se calme y deje espacio a lo que de verdad importa, a aquéllo en lo que te quieras concentrar. Ya sea leer un libro, cocinar con amor o ponerte una mascarilla con toda tu atención.

Cada espacio del hogar tiene una función principal y, aunque a veces se utilicen para varias cosas a la vez, darle el poder de potenciar esa función sobre las demás es necesario para vivir con más armonía. En resumen:

el interiorismo emocional te ayuda a mejorar tu bienestar.

Dar espacio a tus emociones.

Según el momento en el que vives, tus necesidades varían. La vida es para vivirla hoy, no pensando en el mañana o el ayer. Por eso, es importante permitirte disfrutar 100% del momento presente.

Muchas veces dejamos de hacer algo porque “no es el momento” y, la verdad es que, el mejor momento siempre es ahora.

Vivir el estilo de vida que deseas implica convivir con emociones que, te guste o no, acompañan esa experiencia de vida. Lo positivo a todas nos gusta experimentarlo, lo negativo no tanto.

Tendemos a evitar aquéllas emociones que no nos gustan, que nos resultan dolorosas, que nos exponen en situaciones incómodas que nos agotan. Pero esta es una parte de la vida necesaria para crecer. 

Contar con un lugar que te permita recuperarte de lo negativo y refuerce lo positivo directa e indirectamente es un regalo para ti misma. Y se puede conseguir gracias al interiorismo emocional.



Fluidez  en los espacios.

Conseguir que todo fluya no es sencillo. La vida misma nos lo enseña a diario. Sin embargo cuando todo va bien, la sensación es tan potente…

Cuando las cosas están en su sitio, lo demás parece que se va colocando solo. Es como cuando deseas algo y trabajas para conseguirlo, si no te obsesionas con resultados inmediatos puedes ver como, paso a paso, todo va ocupando su lugar y gestándose.

Cuando entiendes tu casa, cómo son realmente los espacios, el potencial que tiene y cómo este se puede convertir en lo que necesitas de verdad, la funcionalidad surge.

De repente tu casa ya no es un grupo de espacios que se conectan en ocasiones sino un gran conjunto que funciona y te facilita la vida.

Un hogar con funciones claramente diferenciadas, pero con espacios unificados e invitadores. ¿Sabes que un espacio de techos altos favorece más la creatividad que uno de poca altura? ¿Y que, un espacio con poca altura, es ideal para concentrarse en una actividad?

El problema es que nuestras casas no suelen contar con la opción de elevar techos o agrandar espacios a placer. Ahí entra el juego el interiorismo emocional para sacar el máximo partido a la luz natural y reactivar la buena energía de tu casa, desarrollando estrategias que te ayuden a poner el espacio a tu disposición.

Formas que humanicen tu casa.

Además de las medidas estándar que se recomiendan para conseguir cierta funcionalidad y equilibrio en una casa, existen otros aspectos que se nombran menos y que, sin embargo, son aún más importantes: las formas que humanizan tu hogar. 

Los estándares nos ayudan a crean orden y a no volvernos locas probando hasta dar con resultados que funcionen. Lo que está probado funciona y generalmente se adapta bien en cualquier parte.

Pero cuando hablamos de tu casa, ¿es esto siempre así? Me atrevo a decir que no. Por lo mismo que existen distintos patrones para una misma prenda, el mismo sofá estándar no funciona en todas las salas de estar. Y no hablo solo de medidas. Me refiero a estilo de vida.

Tú, tu estatura y tu comodidad merecen disfrutar de espacios accesibles, personalizados y cómodos sí. Pero también espacios que no bloqueen el subconsciente: líneas suaves, sinuosas, voluptuosas… Formas similares a la forma humana. 

¿Has pensado por qué algunos hoteles o espacios de negocios están decorados exclusivamente con líneas rectas, objetos muy pulcros y luces muy blancas? Este tipo de formas te mantienen alerta, despierta y activa.

Es tu decisión cuál de las dos opciones prefieres que vista tu casa. Y es trabajo del interiorismo emocional aplicarlas en tu casa para que sea el hogar que necesitas.

Decoración emocional.

No todo tiene que tener una historia especial. Hay piezas que te gustan y punto. Piezas que te inspiran, con las que conectas o que te han regalado y para ti son necesarias.

Recalco las últimas cuatro palabras: para ti son necesarias. Te hacen feliz, te traen buenos recuerdos y, encajen o no con tu estilo, no te importa sacrificar el resultado estético porque cuando las miras o las usas te hacen sentir bien.

Se trata de decorar tu casa con elementos que a corto plazo no dejen de gustarte o te incomoden. Conseguir que todo forme un conjunto armonioso fusionando lo que ya tienes con ideas nuevas, adaptando tu casa y tu decoración al presente para que vivas un mejor futuro.

Convertir tu casa en un hogar que te recuerde quién eres, dónde estás, qué quieres y hacia dónde vas.

Plantas y aromas.

Es curioso cómo estamos volviendo a los remedios de toda la vida, a escuchar a las abuelas y a poner en práctica lo que, durante mucho tiempo desechamos como “cosa de viejas”. Es curioso pero tiene todo el sentido del mundo. La vida es cíclica y seguramente llegue de nuevo un momento en el que nos olvidemos de lo que siempre ha funcionado por considerarlo pasado de moda.

Luego todo se desmorona y volvemos a lo sencillo, a lo probado y le damos una mano de pintura a lo viejo para adaptarlo a nuevos tiempos. Un ejemplo claro de esto son las plantas. Escoger la adecuada es muy importante. Todas ellas son hermosas pero no todas supondrán beneficios para tu familia y para ti.

¿Sabías que la planta de romero, por ejemplo, es una planta que por la forma de sus hojas es más beneficiosa si se coloca en espacios exteriores y, a la vez, es buena para mejorar estados de ánimo y que te sientas más vital?

El interiorismo emocional también se ocupa de crear el ambiente natural que más facilita la vida que deseas.

Sin olvidar cómo huele tu casa. No solo el olor que percibe quien te visita, sino el que estimula tu subconsciente y te anima a actuar de una u otra manera. El aroma a jazmín es único y limpia el ambiente de vibraciones pesadas. Las plantas no sirven solo para decorar, si conoces sus ventajas y su tipo de energía te ayudan con mucho más.



Materiales y sensaciones.

Rodearte de naturaleza es un lujo para tus sentidos. Es una experiencia que, si disfrutas a diario, solo te aporta beneficios. Pero, claro, no siempre vivimos en espacios ricos en vegetación y con poco ruido. Pero no por eso tienes que renunciar a ello. Puedes incorporarlo en tu casa, en tu decoración.

No solo las plantas aportan naturaleza, los materiales con los que están hechos tus muebles y las texturas que te envuelven en casa cuentan y mucho. Pero hay que saber cuáles escoger para que, además de longevos y funcionales enriquezcan tu experiencia de vida.

El lino, por ejemplo, es tendencia desde hace tiempo. No solo por su belleza y sus posibilidades estéticas sino, en gran medida, por esa vuelta a lo natural que estamos viviendo. Es un material muy apropiado para pieles sensibles, la planta se aprovecha en su totalidad y si es 100% natural, no contendrá ningún pesticida ni componente dañino para tu salud.

Naturaleza en casa, texturas y materiales óptimos para cada uso y actividad que quieras realizar supondrán una mejora en tu calidad de vida que te invitará a querer más, a cuidarte más, a vivir mejor.

Pero también hay que ser realistas, no todo en casa será natural ni tiene por qué.

Encontrar el equilibrio entre lo artifical y lo natural es una de las premisas del interiorismo emocional.

Colores para conectar.

Existen, entre otras, dos disciplinas muy conocidas que utilizan el color para sanar y mejorar nuestro mente y nuestro entorno. Con ellas, mejoran también nuestras emociones y pensamientos. La influencia de lo que nos rodea es inevitable. Qué mejor que modelarla para crear ambientes favorables para tu salud. 

Por un lado, la psicología del color que se encarga de trabajar con los colores para producir efectos concretos en las personas. Por qué un restaurante tiene subtonos de naranja en su decoración o una luz más amarilla no es algo puramente estético.

Por otro lado la cromoterapia emplea los colores de forma terapéutica.  Cada color ejerce un efecto emocional influyendo en nuestro estado anímico.

Conociendo cómo actúa cada color y teniendo en cuenta que, según la cultura pueden tener distintos significados, se pueden conseguir resultados mucho más profundos con una decoración más intencional.

Fusionar materiales, colores y calidad de la luz es una de las estrategias del interiorismo emocional para crear espacios beneficiosos, estéticamente atractivos y personales. Siempre teniendo en cuenta los elementos preexistentes, tus intereses y tus necesidades.

El interiorismo emocional es la herramienta que convierte tu casa en un hogar habitable, adaptado a tu estilo de vida. Una casa que cubre tus necesidades actuales y prevé las futuras. Un hogar que facilita tu experiencia de vida y te inspira a diario. 

¿Quieres que tu casa sea tu anclaje de bienestar?

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