Utilizar la decoración como herramienta para vivir mejor es mi trabajo. Un trabajo que me regala conocer a las personas por dentro, formar parte por un tiempo de sus vidas, de sus sueños e ilusiones para ayudarles a crear un hogar en los empodere.
Hoy, te comparto la que será la futura cocina de mis padres. Un espacio diseñado para ellos, donde ser, donde relacionarse mejor. Una cocina que saca lo mejor de su estilo y los eleva hacia ese futuro por el que tantos años han trabajado.
El estilo de vida de mis padres es muy sencillo, común. Son dos personas trabajadoras y luchadoras que toda su vida se han ganado el pan a base de mucho esfuerzo. Ambos provienen de familias muy humildes.
Mi padre es un hombre campechano, como nos gusta decir aquí con todo el cariño. Un hombre de pueblo, el más pequeño de nueve hermanos, muy inteligente, avispado y cariñoso. Sabe lo que es trabajar duro desde los diez años. Las cosas han cambiado mucho desde entonces.
Mi madre es la mayor de cinco hermanos, con toda la responsabilidad que eso implica. Es una mujer muy tenaz, muy responsable y de esas personas que, cuando te deja traspasar su coraza, te regala ojos risueños y risas contagiosas. Desde que recuerda, también ha trabajado. Toda su vida la ha dedicado a los demás, hasta el punto de olvidarse del todo de ella en muchos momentos de su vida.
Los dos son grandes pilares para mí. Su lucha constante, su tesón, su aguante en circunstancias que yo, sinceramente, no sé si podría soportar, me hacen sentirme muy afortunada y orgullosa.
La posición en la que estamos mi hermano y yo hoy es gracias a que ellos nunca se han rendido. Aunque a veces lo desearan, aunque las circunstancias parecieran ir todas en su contra.
Nuestra intención es regalarles, en los próximos años, la oportunidad de vivir mejor en la casa que ha sido nuestro hogar. De momento hemos empezado asentando las bases del que es su sueño: convertir su casa en un hogar que los empodere y les permita vivir con más armonía.
Una decoración para vivir mejor.
Es un piso de tres habitaciones. Una de ellas, la que solía ser mi dormitorio, sigue teniendo la misma decoración que cuando yo vivía allí. Pero ahora se utiliza de almacenamiento, para planchar y para dormir una servidora cuando va de visita (ahora vivo en otra isla).
Con cero convencimiento por parte de mi madre, le propuse a mi hermano trasladarse de cuarto (él sigue viviendo allí de momento), convertirlo en un espacio más cómodo para él y que, en el futuro, sea una buena habitación de invitados.
Esto permitirá tirar la pared que separa el actual cuarto de mi hermano de la cocina. Así podremos crear una cocina con comedor bastante amplia, luminosa y funcional donde poder sentarnos a comer juntos sin tener que volver a la cocina cada vez que cambiamos de plato.
Equilibrar tu estilo de vida con la vida que deseas tener.
Por qué a mi madre no le convencía. Bueno, siempre ha dicho que quería ese cuarto para ella, para bordar, para ver sus películas… Pero es que le costaba imaginarse mis ideas. Cuando por fin pudo verlas en imágenes, lo entendió y se enamoró.
Bien acertado es el dicho “para muestra, un botón”. En cuanto vio las posibilidades que la nueva distribución ofrece y lo bonito que puede quedar todo, sus ilusiones aumentaron. Mi padre está encantado desde que les enseñé la idea en plano. Él ha trabajado en la construcción casi toda su vida y le resulta fácil imaginarse los espacios.
La nueva cocina con comedor facilita mucho las cosas en mi casa. Permite concentrar la actividad en un solo espacio, mantener más limpio el salón y reunirnos más alrededor de la mesa. Evitar comer con la televisión en la cara favorecerá la conversación. Y, al estar el comedor en la cocina, el acceso y el servicio será mucho más sencillo.
Colores y materiales que los definen, aunque nunca hubieran sido su primera elección.
Con un espacio más funcional, que se adaptará mejor a su manera de vivir, escoger materiales y colores fue el siguiente paso. Su estilo es bastante tradicional aunque les gustan los toques desenfadados en su justa medida.
Nunca se habrían atrevido con una cocina de dos colores, mucho menos con un papel geométrico en la pared. Y, encima, combinado con muebles de madera y textiles en un estampados diferente. Por no hablar de los cuadros con distintos colores.
Ahí me tocó trabajar en silencio. Estudié bien qué emociones quieren sentir, en qué espacio se suelen encontrar a gusto y qué estilo los define. Y, con la pasión que me mueve cuando creo hogares imperfectos, escogí piezas que, aunque indirectamente los representan, ellos jamás habrían escogido porque no se imaginaban lo bien que quedarían.
El conjunto hizo su magia y les encantó. Ahora están convencidos de que es la cocina que quieren. Es diferente, es única, personalizada, funcional y les permitirá vivir mejor.
¿Te gusta el diseño de la futura cocina?
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