Son numerosas las líneas decorativas que se pueden implantar: desde un estilo moderno y vanguardista, hasta el rústico o el clásico. Te aconsejamos que, sobre todo, prime tu comodidad, aunque es importante que ésta sea compatible con el buen gusto. El estilo clásico en los salones consigue la mezcla de ambas características.
Elementos sofisticados
La luz debe predominar en la habitación, pues da mayor sensación de amplitud y comodidad. En este sentido, es fundamental que el salón esté provisto de un amplio ventanal. El corte tradicional de unas cortinas con estampado floral mínimo encaja a la perfección con el ambiente que queremos lograr. Los colores deben ser suaves y alejarse de lo estridente. La confección de este textil indispensable debe evitar complicaciones y presentarse de forma sencilla, al tiempo que sofisticada.Respecto al sofá, cuida que su diseño respete la pureza de líneas y la simetría entre las diferentes plazas que ofrezca. El tapizado estrella del clásico es el burdeos, pero los distintos grados de marrón que actualmente concede un material noble como el cuero también resultarán ideales. Un detalle fundamental es el aspecto mullido y acolchado de los almohadones. Otros elementos tapizados, tales como butacas o reposapiés serán bienvenidos.
Las mesas auxiliares de aspecto delicado fabricadas en madera te servirán para la creación de rincones ciertamente especiales. No hay nada como colocar una pequeña lámpara con una pantalla discreta pero elegante sobre una de estas mesas al lado del teléfono de la sala, la agenda o, simplemente, rodeada de pequeñas cajitas o recipientes ornamentales. Asimismo, si te gustan las antigüedades, existen auténticas joyas que podrás llevarte a casa para multiplicar la fuerza de esta corriente decorativa.
Complementos esenciales
Otro de los ingredientes que no debe faltar en un salón fiel a esta tendencia es la alfombra. Cubriendo el suelo de madera, esta pieza convoca a la calidez y al máximo confort. Decántate por una elaborada en lana cuyo dibujo geométrico no llame demasiado la atención. Recuerda que la alfombra tiene la misión de integrarse, no de destacar.Las paredes tienen mucho que decir dentro de los salones clásicos. Sobre una base vainilla, melocotón o, en muchas ocasiones, empapelada, el tapiz ha sido durante mucho tiempo el mayor exponente decorativo de las mismas. Hoy en día se ha evolucionado hacia los cuadros de paisaje. Sin embargo, la ubicación de grandes espejos con dorados y trabajados marcos está ganando terreno.
Centros de mesa con flores, miniaturas variadas, candelabros y marcos con fotografías completan el paseo por los objetos decorativos más representativos. La utilización de la pasamanería en cojines o como detalle de vitrinas o muebles-bar es una opción muy repetida y con gran éxito, pero recuerda no volcarte demasiado en ella con el fin de no recargar excesivamente el ambiente.