Carin Scheve estudió moda en la Academia de Arte de Enschede en Holanda, fue elegida por Li Edelkoort, la famosa cazadora de tendencias, para trabajar en su oficina en París. Años después, tras evolucionar profesionalmente desde el diseño de moda al de interiores, Carin se trasladó a Nueva York donde continuó trabajando con el estilo que la caracteriza, involucrándose en el desarrollo de conceptos creativos y dirección de arte para sesiones fotográficas.
Desde la zona “confortable” de Brooklyn, decidió trasladarse a la zona más inhóspita del conocido barrio, en el que encontramos ahora su singular loft industrial, rodeado de grandes complejos de fábricas, muelles y almacenes. Toda una aventura para la estilista holandesa que, junto a su hijo y marido Francesco Caramella, arquitecto y escenógrafo de gran prestigio, cambiaron la comodidad por un espacio de grandísimas dimensiones y vistas de lujo, para disfrutar de un lugar en el que compaginar la vida personal y la profesional.
Desde la octava planta del edificio en el que viven y trabajan, gracias a las 26 ventanas de corte industrial que inundan de luminosidad el loft industrial se puede vislumbrar el río Hudson y la Estatua de la Libertad.
Aferrados a sus posesiones, objetos y muebles adquiridos durante los años, necesitaban un lugar de medidas generosas para acoger sus tesoros más preciados.
El loft se divide entre los ambientes privado, la zona de escenarios de Francesco y los elementos de producción de Carin ubicados en una superficie de 40 metros de largo. Tras la reforma necesaria, para convertirlo en un espacio habitable, la pareja decidió conservar parte de la estructura original de marcado carácter industrial como el suelo y el techo de hormigón, con las instalaciones eléctricas y extintores a la vista, en color rojo.
Gracias al jardín botánico creado junto al singular salón, se consigue suavizar la esencia “brutalista” y áspera del loft industrial. La distribución de los distintos ambientes se crea sin particiones y se viste con elementos y mobiliario de madera para aportar la dosis de calidez y confortabilidad que la pareja tanto deseaba.
Un auténtico loft industrial, enorme y multidiciplinar, hogar y espacio de trabajo de una pareja de artistas europeos en Nueva York.
Visto en: Casa Vogue Brasil
Fotografía: Mark Seelen
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