Una experiencia Kinfolk

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Como ya os avancé hace algunos días AQUÍ, el sábado pasado tuve la gran suerte de asistir, junto a 56 personas más, al evento mundial celebrado bajo el sello Kinfolk. El lugar escogido fue el Donzella Beach en Badalona, situado frente al mar, cosa que nos dio la oportunidad a todos los asistentes de disfrutar de una maravillosa puesta de sol, con una buena copa de vino en la mano. Un momento sin duda de lo más especial, al menos lo fue para mí, ya que es algo que intento hacer cada verano, al menos una vez.

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Llegué al evento acompañada de Lorena y Alejandra. Nos acabábamos de conocer en persona, y contactamos para ir juntas gracias a la cuenta de Instagram de Mercy, que nos esperaba allí, junto a Tanit, responsable de la revista All Lovely Party, donde también colaboran Mercy y Lorena. Sólo por el hecho de conocerlas, ya valió la pena la asistencia.

Nos recibió Andrew, uno de los pilares de Openhouse Project, responsable de la organización, y que nos invitó a tomar el aperitivo a pie de playa.

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La cena corrió a cargo de Les 3 a la Cuina, con productos de El Huerto de la Casita y el postre, un surtido de chocolates artesanales de Muremino. Toda la cena fue compartida, algo que de hecho forma parte de la filosofía Kinfolk: comer de forma improvisada alrededor de una mesa mientras se disfruta de una agradable conversación. Y eso fue lo que hicimos.

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Imágenes: ToC ToC Vintage

Una de las historias de la noche, por no decir ‘la historia’, fue la que protagonizó una pareja norteamericana. Hace dos años se conocieron en un evento Kinfolk en Estados Unidos y se enamoraron. Desde hace un par de meses viven en Barcelona por motivos profesionales -él es fotógrafo y ella trabaja en el mundo del cine- y se enteraron de que se celebraba esta cena así que no dudaron ni un momento en asistir para revivir ese día en el que comenzó su historia de amor.

El concierto de Berlinist, una banda barcelonesa que bebe del folk y la electrónica, puso el broche final a la velada que transcurrió de forma tranquila y sin pretensiones, con el mar de fondo, y bajo la luz de las velas.

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