A la hora de pintar una pared de un tono distinto, conviene pensar muy bien la pared que queréis destacar. Hay que tener en cuenta que esta pared se va a convertir en el punto focal de la estancia, que centrará la atención de todo aquel que entre en ella.
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Otro consejo es evitar aquellas paredes con puertas o ventanas. Pueden quedar muy bonitas como en la foto anterior, pero hay que tener cuidado para que no se pierda el efecto.
Tendremos también en cuenta también los tonos con los que la estancia está (o queremos que esté) decorada, para respetar el equilibrio entre colores y no saturar la vista. Podemos jugar con los colores complementarios o subir / bajar en la gama de los presentes.
Vía No hay que temer a los colores llamativos, siempre que no haya demasiados colores en la habitación. Y si no, fijáos en este comedor con la pared en greenery. Es super alegre y además, está de moda.
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O este otro salón, con la pared violeta intenso.
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Una pared de acento puede hacer que la estancia gane en profundidad, especialmente si la pintamos en tonos oscuros o en negro.
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Mientras, los tonos metálicos harán que la habitación gane en glamour.
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¿Y qué habitación sería la más adecuada? la respuesta es cualquiera. Desde la cocina hasta el baño, pasando por dormitorios y salones.
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Aunque la pintura es el recurso más evidente, existen infinitas opciones para destacar una pared concreta como dejar el ladrillo visto en una pared, el papel pintado o cubrirla con tablones de madera reciclada.
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Vía Otra opción que tenemos es jugar con las formas, como en el caso de esta habitación infantil con motivos geométricos.
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Finalmente, siempre que pensamos en destacar una de las paredes solemos hacerlo en vertical. Sin embargo, pintar el techo de otro color es una idea genial para dar personalidad a la estancia.
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Vía Esperamos que el post de hoy os haya gustado. ¿Tenéis alguna pared de acento en casa?
¡Feliz jueves!