Las claves de un ambiente y espacio como este: la amplitud en metros donde se muestran sus estructuras y características arquitectónicas al desnudo, y la inclinación por los muebles de materiales nobles, reciclados, y sin estridencias.
Muros de ladrillo que se dejan a la vista y se pintan, el forjado de hormigón sin tapar, el solado realizado in situ, son el punto de partida para componer ambientaciones con el eje puesto en la estructura y la funcionalidad del interior. Al ser un estilo atemporal y que no pasa de moda, se permite jugar con la mezcla y el resultado final es la creación de diseños e interiorismos muy eclécticos. Al ‘desnudarse’ la estructura del edificio, y quedar completamente expuesto, los muebles y luminarias también hacen lo mismo y revelan sus texturas y materiales, como la madera natural, las vigas y elementos de hierros o la chapa. A la hora de decorar, aquí juega con la idea de pocas piezas de mobiliario y siempre atadas a una función, muy minimalista y simple. De esta forma, el color no distrae de las piezas ni la función principal de los rincones. Con las alfombras, maderas y linos, se aporta la calidez necesaria.
La amplitud visual se potencia con los grandes ventanales con los que cuenta, reflejando la luz en el interior. En definitiva, es un proyecto lleno de personalidad, que busca desnudar los material tanto como sea posible, para disfrutar de su fuerza y carácter original.
Me encantan los proyectos pensados al detalle donde el estilo, un poco más masculino e industrial predomina, pero sin convertir los interiores en espacios oscuros o demasiado brutalistas. ¿Qué os parece a vosotros?
¡Feliz día a todos!