- Espacio: la cuestión es que debes saber exactamente de cuántos metros dispones para poder sacar el máximo partido a cada rincón. Para ello, hacer tu propio plano puede servirte de ayuda si quieres hacerte una idea más visual y saber qué espacios quedan libres.
- Necesidades: el baño perfecto no es solo el más bonito, sino también aquel que nos permite desarrollar nuestra vida de la manera más cómoda y eficaz. Hacer memoria de qué cosas echamos en falta en nuestro baño actual y cuáles nos sobran, nos dará un buen indicativo de cómo diseñarlo.
- Distribución: de nuevo recurrimos al plano a escala (basta con usar un cuaderno de cuadraditos de toda la vida y establecer por ejemplo un metro por cada 10 cuadritos). De esta manera podremos cambiar la distribución una y otra vez hasta dar con aquella que nos convenza más.
- Colores: ten siempre en cuenta que los colores claros darán más sensación de espacio, mientras que los oscuros pueden dar impresión de agobio si disponemos de pocos metros. Blanco, gris nube, beige y los tonos pastel serán una opción perfecta aunque, por supuesto, podemos jugar con las toallas y los accesorios para los colores intensos.
- Luz: lo ideal sería disponer de un buen ventanal, pero sabemos que no siempre es posible. Por ello, intenta que las bombillas que usea sean de luz blanca y colocar el espejo del lavabo lo más grande posible. De esta manera lograrás potenciar esa sensación de amplitud.
- Orden: suena bastante obvio que, si disponemos de poco espacio, no ayudará tener las cosas por medio o apelotonadas. El orden debe ser tu máxima para ganar centímetros.
- Un toque acogedor: los baños suelen ser las estancias más frías, por lo que nunca viene mal incluir algún detalle que les de un toque más hogareño. Incluir algún toque de madera, marcos de láminas o fotografías, plantas o tarros de cristal para guardar algodones, son algunos de mis preferidos.
¿Se os curren más trucos?