Los 5 imprescindibles de mi Navidad
Es sistemático. Año tras año, en cuanto arrancamos del calendario la página de noviembre, ya empieza a respirarse en nuestra casa el halo de la Navidad. Es la época más entrañable del año, y nada he vivido con más ilusión desde que era niña que el día que dedicamos a “poner la casa de Navidad”. Guirnaldas, espumillón, nieve de poliespán, purpurina… La decoración “invade” la casa y nos inunda de eso que hemos dado en llamar “espíritu navideño”. Salones decorados de Navidad y mil detalles más que cambian y evolucionan según las modas, los gustos y las circunstancias familiares, pero mis “must navideños”, aunque se reinventen, me acompañan siempre.
1. Bienvenida, Navidad
Si hay algo que desde hace unos años me apasiona, es decorar la puerta de mi casa. Y no una decoración discreta y usual, sino que pongo toda mi ilusión en que quede llamativa y logre arrancarnos una sonrisa antes de entrar en casa. ¿La razón? Pues sin duda, la principal, es ver las caras de emoción de mis dos hijos, e inundar el rellano de buenas vibraciones, de esa alegría ingenua y sencilla que tanta falta nos hace en los tiempos que corren. Un Papá Noel, un elfo, un muñeco de nieve… Qué importa.
Cualquier composición y objeto que nos dé la bienvenida a una casa en la que dejaremos el malhumor en el felpudo para vivir con renovada ilusión cada día.
2. La luz de la Navidad
Cuando pensamos en la Navidad, consciente o inconscientemente, pensamos en luz. Las calles y los balcones de las casas repletos de bombillas, las guirnaldas de LEDs de los abetos navideños y las velas que acompañan mesas y rincones especiales. En nuestra casa nunca puede faltar la calidez que dan las velas, esa luz que impregna el ambiente de serenidad, nos encanta entrar al salón y verlo lleno de esa luz cálida.
Cada Navidad colocamos velas en esos portavelas que tienen siluetas de motivos navideños y que, al prender la mecha, se reflejan en las paredes de la habitación creando una sensación de paz inigualable. ¿Se os ocurre manera más especial de acabar el día que estar arropados y calentitos en el sofá de una casa cuya única luz son las siluetas navideñas reflejadas en la pared? A nosotros, no.
3. Al calor del hogar
Íntimamente relacionado con las velas navideñas, en cuanto a la calidez se refiere, está otro de mis must navideños: las chimeneas. Es un recuerdo que me transporta directamente a mi infancia, a la casa de mis padres, a esa chimenea que raramente se encendía durante el año, pero que nunca podía faltar en Navidad. Y, como no, a la casa de mi familia paterna, a esa lumbre en torno a la que, año tras año, celebramos el día de Navidad. Y muchos pensaréis que sí, que muy navideño y muy bonito, pero que cómo tiene eso cabida en mi casa y mi decoración actual. Pues la tiene, sí, porque para mí es algo tan estrechamente relacionado con estas fechas que, si no la tengo, me la invento.
Cartones y cartulinas, carboncillos, vinilos que simulan ladrillos, celofán… Cualquier material es bueno para darle rienda suelta a la imaginación y pasar una divertida tarde haciendo manualidades para tener nuestra lumbre. Este año, de hecho, una gran chimenea decorará la puerta de nuestro hogar. Y es que esta ilusión tiene poco que ver con el fuego, pero también nos calienta a su manera.
4. La mesa en salones decorados de Navidad
La Navidad es época de comidas y cenas familiares, sí, pero también son días de estar los cuatro juntos en casa, sin horarios, y el tiempo de las comidas y cenas se dilata en agradables sobremesas, haciendo de cada día un momento especial.
Toda la decoración de nuestra casa gira en torno a nuestros hijos, teniendo ante todo presente sus gustos, su ilusión y, como no, la edad que tienen. La decoración de la mesa tiene esto muy presente, porque es un lugar susceptible de colocar cosas que puedan romperse y hacerles daño, o que simplemente nos haga estar tensos y vigilantes para que no lo estropeen. Por eso, aunque no sean las cosas más elegantes del mundo, escogemos una decoración sencilla, divertida y 100% pensada para ellos. Los dorados y brilli- brillis, el cristal y la porcelana han dado paso por unos años a materiales y motivos navideños aptos y llamativos para los niños.
Algo que les hace muchísima gracia y nos acompaña cada año son los enormes gorros de Papá Noel a modo de respaldo de sillas. Por supuesto, no son ningún paradigma de la elegancia y el buen gusto, pero la sonrisa y la diversión de mis hijos está muy por encima de todo eso, y desde hace unas navidades no faltan en nuestro salón.
5. Retener el tiempo
Otra tradición que no puede faltar en nuestra casa es la tradicional foto navideña, que nos hace ir viendo cómo va cambiando nuestra familia, cómo los niños van creciendo más y más cada año. Más allá de los marcos que encierran el tiempo y exhiben estos momentos en nuestro salón durante la época navideña, la decoración de la casa también tiene presente esos “rincones” favoritos que preparamos pensando dónde tomaremos la foto ese año. Y una constante en ellos son los pequeños detalles en madera natural, que aportan calidez al hogar, elegancia informal, el halo de relajación de las cosas caseras.
Como os decía, la decoración es algo inherente a nuestro tiempo y a “lo que se lleva”, pero quería compartir con vosotros aquello a lo que recurro siempre, la decoración atemporal y “más mía”. Lo que para mí está por encima de las modas y el momento.
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