Hay un encanto especial en hacer las cosas como antes.
Lavar delicadamente a mano un viejo cojín bordado, tenderlo en
la cuerda con unas pinzas de madera y dejarlo secar lentamente.
La ventana abierta para dejar entrar en casa el olor a jabón natural,
olor a verde y limpio.
Contemplar el delicado bordado, el brillo del satén y la
textura tornasolada del terciopelo.
Colores desgastados por el tiempo y por el uso que evocan épocas
anteriores en las que las tareas sencillas ocupaban gran parte del día.
Desde mi cocina, con una taza de café en la mano,
disfrutando de tres sentidos: gusto, olfato y vista.
Y la satisfacción de dedicar un momento a hacer cosas a la antigua.
Macros fotográficos con los que participo en los
jueves fotográficos de Nika Vintage.