Voy a confesarlo: hace tiempo que tengo guardado este post en favoritos. Y es que este hotelito con encanto, made in Noruega, no puede gustarme más! Antiguamente era un aserradero, así que conserva toda la calidez y los detalles de lo viejuno. Salas con corazón, llenas de objetos para el recuerdo. Es de esos lugares que hacen que te imagines historias y te traslades al pasado mentalmente pensando en las cosas que sucedieron entre esas paredes.
Antes (de pequeña), esa misma circunstancia (yo que era una de esas niñas que soñaban despierta, alucinaba sobre todo cuando me llevaban al pediatra, que era de esos que tenían la consulta en una casa del "terror" con muchos terciopelos por aquí y por allá...) me tenía bastante asustada. Sin embargo, con el paso de los años, he acabado viendo las casas centenarias con otros ojos. Ésos que detrás de los años, se imaginan cosas buenas.
El hotel-restaurante-lugar de reunión del post de hoy, está situado a la orilla de un lago Noruego, bastante cerca de la capital. Con casi 1000 m2 y varios edificios anexos, cuenta con unas 17 habitaciones, cocina común, comedor, zona al aire libre donde reunirse y hasta un pequeño escenario para conciertos de artistas locales. Si me tocasen vacaciones de nuevo, me parece el lugar perfecto donde escaparse. Y a vosotros? Os gusta esta idea para unos días de descanso?
Buen miércoles :)
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Coralia.
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