El interior de la casa es austero: paredes de piedra y hormigón, puertas y ventanas metálicas, techo con vigas de madera blanca, los colores caqui, ocre, gris, morados y rosas pastel se difuminan. Los muebles no ocupan demasiado del espacio, son los imprescindibles, creando un ambiente rústico minimalista. La mayoría los realizó un carpintero local como la larga mesa de madera, las sillas de mimbre y el banco.
El solado de hormigón relizado in situ, es el marco perfecto que contrasta con los demás materiales. Con cierto toque vintage nórdico, el ambiente general da paso a un entorno cálido a pesar de la sobriedad y la austeridad de los materiales, y luminoso, con abundante entrada de luz natural.
En los espacios comunes de recibidor y habitaciones, se recuperan solados hidráulicos con motivos geométricos y piezas de barro cocido y envejecido. Un mix perfecto que crea el electicismo que predomina en cada una de las estancias de la vivienda. La difícil tarea de conservar la esencia original de esta antigua villa fue la clave para su acertada rehabilitación. Hoy observamos una estupenda fusión de elementos actuales con piezas de antaño sin perder por ello ni un ápice de su encanto natural.
La sencillez de los muebles potencia la belleza de los elementos arquitectónicos. Los vanos de las ventanas o la pared de piedra natural son los verdaderos protagonistas del ambiente general de la casa. Las características de esta preciosa construcción y lo que nos engancha es: el encanto de los materiales originales, la arquitectura tradicional y los impresionantes parajes colindantes, el mejor reclamo cuando se quiere huir de la ciudad y descubrir lugares tranquilos para las vacaciones y los fines de semana. ¿no creéis?
¡FELIZ FIN DE SEMANA a todos!
Fotos [] Nicolas Matheus/Cote Maison/East News
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