Lo que más me gustó de hacer este proyecto fue que no lo imaginé yo. Normalmente, cuando nos traéis muebles heredados o incluso desechados para restaurar o recuperar, surge siempre la misma pregunta: ¿qué hago con esto? Entonces nos ponemos en marcha para buscarle utilidad a ese objeto.
Así surgió la idea de hacer este cabecero de 1’80 m para la nueva casa de Arantxa, que supo desde el principio que lo que no quería era deshacerse de este precioso marco de nogal tallado.
Lo primero que hicimos fue desmontar toda la pieza, limpiando en profundidad con distintas fórmulas restauradoras junto con un cepillo metálico de dureza media, para así poder acceder bien a toda la talla del copete.
Aunque la limpieza dejó un tono base bastante claro, el bastidor y el copete seguían teniendo distintos tonos, así que decidimos dar una aguada a ambos en un acrílico azul, que elaboramos artesanalmente justo en el tono de la tela del tapizado.
La ventajas de la aguada son, como podéis ver, muchas, ya que la veta de la madera sigue viéndose perfectamente y la gama de colores que podemos utilizar es infinita. Una vez seca la aguada, podemos pulir con un trozo de estopa para quitar el repelo de la madera, y a continuación podemos pulir con una lana de acero de grueso medio en seco para desgastar el color hasta el punto que queramos.
El bastidor interno de lo que era el espejo, y que ahora irá tapizado, tenía unos huecos demasiado grandes para tapizar solamente con una espuma. Hemos empleado la misma técnica que utilizamos en el curso de tapicería, de modo que la espuma pueda descansar sobre un cinchado fuerte y resistente.
¿Os acordáis del margen perimetral que aprendimos a hacer en el curso de tapicería? Aquí también nos hará falta para delimitar la parte que encajará en el marco del cabecero. Utilizamos cola de contacto tanto en la madera como en la espuma, redondeando bien las esquinas, ¡para que quede un ajuste perfecto!
Si la tela de nuestro tapizado es demasiado clara, quizás se transparente el tono azul de la espuma. Para evitar esto, colocamos una pieza de algodón crudo antes de la tela definitiva.
Llega la hora de presentar la tela, en este caso Toile de Joui en azul. Como siempre, colocamos nuestros husones en los cuatro puntos cardinales, y estiramos siempre desde el centro hacia los lados. Vamos añadiendo husones por todo el perímetro y comenzamos a tapizar. Taparemos las grapas con un vivo sencillo hecho con la misma tela.
Ya solo nos queda encolar el copete al bastidor exterior. Para que agarre mejor la cola, raspamos con una cuchilla las partes a unir y retiramos cualquier resto de cola o barniz anterior. Además, la sujeción queda reforzada por tres espigas de madera. Protegemos con dos camones a ambos lados de los gatos para no dañar la madera. Finalmente, barnizamos con un barniz mate al agua que no cambie el tono azulado. Si encerásemos, el color azul tomaría profundidad y, en este caso, no nos interesa eso.
Ya hemos completado la transformación. Ahora toca pensar qué vamos a hacer con el aparador que iba a juego con este espejo… que ya no lo es. Ya se nos ocurrirá algo, seguro. La semana que viene os enseñaremos la segunda parte de otra transformación que irá en la misma estancia que este cabecero.
Gracias a Edyta por su gran ayuda, a Vanesa por su aportación y a Alfredo por su ayuda en el tapizado y a Arantxa por confiar en mi toda la obra de su casa, un espacio hecho a medida, pero sobre todo una casa redecorada con objetos recuperados, que siempre es lo que sin duda nos da mayor satisfacción.
Absolutamente todas las técnicas que utilizamos en este proyecto podéis aprenderlas en los cursos presenciales si estás cerca de Madrid o en los cursos online que os ofrecemos a distancia.