1 Lo primero es tener en cuenta la temperatura adecuada para el hogar. Para ello podemos partir de la opinión de expertos, que determinan que lo correcto sería conseguir que la diferencia entre la temperatura del interior de la casa y la del exterior sea de unos 10 grados.
2 Así, teniendo en cuenta que durante estos meses nuestro cuerpo se adapta al calor y el tipo de prendas que empleamos, la temperatura media que debe haber en la vivienda es de entre 21 y 25 grados. Con esta temperatura conseguiremos una situación de confort y comodidad.
3 Debemos tener cuidado con los cambios bruscos de temperatura, pues tener el aire acondicionado muy fuerte y la estancia muy fría es lo que genera la aparición de resfriados. Del mismo modo, es necesario evitar ponernos frente a la corriente de aire frío, así como evitar mantener el aire puesto mientras dormimos, ya que afectará a nuestras articulaciones.
4 Una de las cosas que suele limitarnos en el uso del aire acondicionado es el gasto energético. Y en efecto, antes de encenderlo por simple ocio, debemos ser conscientes de que cada grado adicional supone un aumento del gasto de un 8%.
5 Por último, conocer los diferentes métodos de refrigeración nos va a servir para elegir la opción que mejor se adecue a nuestro hogar:
- Aire refrigerado: se trata de unidades con ventiladores, cuyo funcionamiento se basa en crear un flujo de aire fresco filtrado.
- Aire acondicionado: se compone de varios equipos con un funcionamiento encadenado, que proporcionan aire frío y controlado al ambiente.
- Climatizador: busca corregir la humedad en el ambiente más que regular los grados.
Aquí podréis encontrar más consejos para vuestro hogar en verano...