1. Lo primero debe ser estudiar la luz que tenemos en la estancia que vamos a pintar. En este punto lo más importante es ver la cantidad de luz natural que recibimos y cuántas horas podemos disfrutar de ella. Si tenemos mucha luz podemos permitirnos colores mas oscuros y atrevidos como verdes, rojos o morados.
2. Después de valorar la luz, el espacio también va a jugar un papel importante. No sólo debemos mirar los metros cuadrados, sino que la altura de los techos marcará la sensación de espacio de la habitación. Si contamos con techos altos podemos jugar con tonos fuertes y si los techos son bajos podemos usar el blanco o dibujar líneas verticales.
3. Actualmente en el mercado encontramos muchísimos tipos de pinturas: al agua, plásticas, adaptadas para zonas húmedas. Lo mejor es poder consultar con un profesional que tipo de pintura es más adecuada para nuestras necesidades.
4. A la hora de combinar colores podemos seguir una regla sencilla que afirma que lo mejor es usar un color muy claro y neutro en el 60% de la estancia, otro más intenso en el 30% y reservar uno que dé contraste para los pequeños detalles (sería el 10% restante).
5. Si ya tenemos claro que vamos a pintar nuestra casa, contar con profesionales nos ayudará a elegir mejor los colores, saber cómo combinarlos, qué pinturas de calidad podemos encontrar en el mercado y asegurarnos que el acabado es perfecto. Por ello es útil tener a mano directorios como el de Habitissimo que nos facilita la labor de pedir varios presupuestos a profesionales con buenas referencias.