La casa de Irene, más conocida como Sietelunas, está llena de magia y recuerdos. A lo largo de su vida ha viajado por todo el planeta, según cuenta "mi padre era periodista y he vivido en varios países de África y Sudamérica". Además, comparte su vida con una economista alemán con el que ha seguido viajando y cambiando su residencia con mucha frecuencia. Estos ingredientes han hecho que ubique su refugio en Murcia.
Los requisitos para la nueva casa según Irene eran "que fuera una casa para los dos". Lo primero que la enamoró fue el entorno, "todo verde y arbolado, lleno de ardillas y lejos del mundanal ruido de la ciudad". La búsqueda de la luz se hace patente en todas las estancias, por lo que renunció a las verjas y abrió grandes ventanales en todas las habitaciones. El resultado es una casa de ensueño donde ser felices y olvidarse del mundo.
Al abrir la puerta de la casa nos encontramos directamente con el salón-comedor. La luz y los tonos neutros protagonizan esta estancia donde podemos ver que su gato debe pasar unas tardes estupendas. Irene expresa su amor por la casa diciendo que engancha, puesto que es una vivienda sencilla donde todo está para usar y disfrutar.
En la zona del comedor nos volvemos a encontrar con los mismos colores combinados con madera oscura. A través de los pequeños detalles que inundan la habitación podemos imaginar los viajes y las diferentes culturas que han ido dibujando la decoración actual de su casa. El único lazo de unión entre todos es el buen gusto de la dueña.
Dentro de la habitación de invitados destaca la gran presencia del cabecero y las sillas en colores verdes. El dormitorio principal tiene una decoración mucho más cuidada y transmite serenidad. Tanto para las paredes como para la ropa de cama se ha optado por tonos tostados en contraste con la madera del cabecero, la cómoda y las mesillas.
En la zona de los fogones se ha apostado por muebles de madera oscuros que no restan luminosidad gracias a los grandes ventanales sin cortinas. Los azulejos y la encimera de granito dotan al conjunto de un estilo rústico muy refinado. Las vistas al jardín dan un toque de alegría a toda la estancia.